Una joven castaña tras haber sufrido un grave accidente busca huir de su ciudad natal. Al mudarse se encuentra con una vieja amiga de secundaria que le ofrece una segunda oportunidad, una oferta muy tentadora, que cambiará el curso de su vida. Se ad...
"La suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad." Séneca
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Caminamos en silencio, uno, un tanto incómodo. La veo de reojo y sigue viéndose igual de hermosa como en mi primer año de secundaria, solo que ahora tiene el cabello teñido de rosa. Sé que desde que estábamos en la escuela ella, tenía ese fetiche por los cabellos teñidos con colores exóticos. Ahora sus cabellos rizados, son muy cortos, algo que sinceramente me sorprende. Pues en la adolescencia siempre lo llevaba suelto y muy largo, sin decir con su color natural. Amaba su cabello largo, pero a pesar de todo sigue tendiendo ese cabello igual de brillante y cuidado, sus rizos siguen siendo tan rizos como en primaria y secundaria.
Está mucho más alta de cómo la recuerdo. Y la silueta tan femenina que siempre ha tenido, ahora es más refinada. A pesar de nuestro incómodo encuentro, lleva esa sonrisa que siempre la ha caracterizado. Y no me sorprendería que aún siga siendo la misma chica ruidosa, alegre y extrovertida de siempre.
Mina siempre fue una gran amiga en la primaria y en lo que estuve en la secundaria. Y aunque su compañía siempre fue muy agradable, muchos sabían que algo le pasaba incluso cuando ella misma lo negaba. Al irme de esa secundaria a mitad del primer año, nunca pensé que iba a volver a verla, ni a ella ni a ningún otro de sus antiguos compañeros.
- ¿Te parece si comemos ahí? - Preguntó mi amiga que hace mucho no veía y no pensaba volver a ver, mientras señalaba un pequeño puesto callejero donde había un señor, la comida no parecía estar mal. Una mueca de seguro se forma en mi rostro al ver los precios de las comidas. Siquiera daba una buena porción de lo que vendía como para que costara tanto. Trato de disimularlo pero Mina siempre fue así de perspicaz, demasiado para mí gusto. Y ella solo soltó una carcajada como si de un chiste se tratara.
- ¡Tranquila, yo invito! - Dijo ella tomando mi mano y halándome hasta el puesto. Mina pidió la comida más costosa. El hombre que nos atendía nos dio nuestros tazones de ramen de mala gana, diciendo cuánto debemos pagarle al terminar. Mina agradeció con su típica sonrisa y nos sentamos en la mesa más alejada.
- ¡Me encanta el ramen! , ¿a ti no? -Preguntó ella mientras saboreaba su comida y mirando expectante como yo llevo otra cucharada a mi boca. Tener a Mina mirándome así es como tener a un niño pequeño buscando la aprobación de su mamá.
- Claro que me gusta, pero obviamente no el precio. - Dije soltando una carcajada y ella dándome la razón, asintió con la boca llena de comida.
- ¡Me alegra mucho volver a verte, Nena! - Me sonrió y comienzo a pensar que ese es su súper poder... transmite muy buenas vibras, de una forma increíble, a donde quiera que vaya.
- A mi igual me alegra mucho, Mina. - Ella soltó una carcajada ahogada por la comida en su boca, haciéndome reír a mi también, mientras hacía un ruido exagerado y succionaba un largo fideo. Pasamos unos minutos más, cuando ambas terminamos de comer y era momento de pagar, ví como Mina se revolvía incómoda, rascaba su nuca mientras me daba una sonrisa nerviosa, pero pareció meditar en algo y se calmó.
