|Capítulo 35: Capricho divino |

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Una mano surgió de la oscuridad, tapó la boca del espía antes de que pudiera gritar y la otra lo cazó por el cuello, lo presionó contra la pared en lo que el resto de su presencia terminaba de acorralarlo.

—¿Qué mierda haces? ¿Te quieres morir?

Hole temblaba, pero olía a sangre y caramelo.

✴ ✴ ✴

—Despierta —gruñó, picó su estómago con el pie, la intensidad iba en aumento—. Abre los ojos ahora, vaga ¡Despierta!

Hole parpadeó somnolienta, los rayos de la luna se colaban por la entrada del mausoleo en sus ojos cristalizados. El ascensor por el que habían subido garantizaba que pudiera interrogarla en paz, sin despertar a nadie. La molestia que ganaba terreno a medida que comenzaba a imaginarse que la había visto dormir junto a Mikaela, aumentó al escucharla roncar.

Estaba furiosa, se inclinó dispuesta a patearla otra vez.

—¡Estoy despierta, estoy despierta!

—Estoy esperando —puntualizó, caminando alrededor.

La quimera de cabello azul se enderezó, mientras se tallaba los ojos con lentitud. Ella perdió la paciencia, no le creía nada, la levantó de las solapas de su camisa de dormir con estampas de unicornios coloridos.

—¿No te han dicho tus padres que espiar a las personas es de mala educación? ¿Y qué hacías parada afuera de mi habitación? Respóndeme en orden o te juro que...

—¡Perdoname pensé que fingir estar dormida era la mejor forma de salir de una situación tan embarazosa!

Por el santísimo dios creador.

—No fue eso lo que te pregunté —gruñó, pero la manera en la que la mujer se agitaba hizo que sintiera una punzada de culpabilidad—. Deja de temblar, no fue nada, para ya.

—Perdón, es que cuando tengo pesadillas y no puedo dormir me agrada pasear, pero no fue mi intención espiarte, perdón, cuando te vi me asustaste y...

Génesis casi pudo escuchar el resto de la frase terminar en su cabeza.

Pensé que vos eras una pesadilla.

Aquello la hizo ser consciente del estado de su cuerpo, no era la adolescente bajita con extremidades delgadas y ojeras ocupando la mayoría de su rostro. Desde el incidente del bar, luego de que Mikaela hiciera nulos comentarios con respecto a su apariencia había estado utilizando más su forma real, era más alta, sus músculos estaban firmes bajo su ropa y el tamaño de su espalda igualaba la del más temible de los luchadores. Las cicatrices eran imborrables, hundían sus ojos y marcaban el resto de su cuerpo como gruesas serpientes enroscadas alrededor de sus extremidades.

Hole había querido pasarse de lista cuando la conoció con su forma más inofensiva, pero ahora que podía verla era inevitable que temblara de miedo y respeto al mismo tiempo.

—Bien —masculló, no quería lidiar con ella. Salió del mausoleo con paso de plomo.

Sintió culpa otra vez. No solo la había empujado antes, también la arrastró lejos de su cama para interrogarla a pesar de que a su corta edad era la máxima expresión de la inocencia. Le era difícil reconocerse a sí misma en sus acciones. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué actuaba tan irritable? Detestaba darle la razón a Mikaela cuando había dicho que no se acercaran a Génesis y a "su abismo del malhumor."

Él merece que lo despierte a patadas.

En contraste sentía que los reclamos de su padre contradecían los de Mikaela por completo.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]Onde histórias criam vida. Descubra agora