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Natasha era buena desapareciendo siempre lo había Sido. Steve no contaba con el hecho de que sabía que su hija estaba aquí.

El rubio le sirvió un café. La mujer tenía la misma apariencia de siempre salvó por las ojeras que decorarán sus ojos. ¡Aún así se ve hermosa! — pensó Steve había pasado mucho tiempo desde que se había visto, desde que había decidido que lo mejor era no seguir intentando y fingiendo que lo que sea que había tenido les convenía.

Quizá les convenía pero claramente ninguno de los dos lo veía así en ese tiempo.

Ella se pasó la mano por la malena ahora rubia con dejes de cabello rojo sobresaliendo por algún lado. 

Apreté los labios mientas desvío la mirada a la taza que descansaba en la mesilla de centro. 

—¿Tendría que preguntar dónde has estado?

—No. — respondió de forma cerca arrugando los labios. —Bonita casa — Replicó mirando el lugar. Habían muchas fotos de Steve y Sharon luciendo felices. Sintió un deje de celos esas fotos podrían haber Sido suyas y de Steve. 

—Gracias — el rubio tomo asiento el sillón del frente. Suposo que debería dar gracias al hecho de que Sharon estubiera cansada. El sueño lo tenía pesado.

El silencio volvía a ser efecto de presencia entre ambos por un instante Natasha se pregunto el porque no iba al grano estaba aquí por su hija. 

—¿Dónde está? ¡Ella! Nuestra...— no acabo la frase. Se había propuesto a olvidar esos mementos que había compartido con Steve y ese corto cuando cargo a su pequeña. Básicamente ahora era lo único que le ligaba con Rogers. 

Steve cogió el pedazo de papel en dónde había escrito el número de Sarah. Ambos habían intercambiado sus números de esa forma. Natasha casi rio al ver que Steve seguía siendo tan anticuado como antes.  Le sorprendería que su hija tenía un poco de su padre. 

Después de esperar una respuesta por dos segundos del otro lado de la línea se escuchó la voz de Sarah.

La conversación fue rápida Steve le hizo saber si podía presentarse en su casa era importante y ella no dudo en responder con un si.

Los 20 minutos que les tomo esperando antes de que la puerta fuese golpeada habian sido los más largos, se levantó de golpe para ir abrir.

—Hola.

—Pasa.

Se hizo un lado dejando que ella entrara. Cerro la puerta y caminó hacia la sala por el corto pasillo.

—Sarah ella es Natasha.

Ambas chicas se miraron. Romanoff contuvo la nostalgia por un monto la persona parada delante suyo le recordó tanto a una joven Natalia Romanov a esa edad, esa edad dónde se supone debería estar haciendo lo que Sarah así.

Volvió de sus labios una línea fina pero los separo para al fin hablar.

—¡Hola!

—¡Hola! ¡Wowow no lo puedo creer! — la sonrisa de Sarah se hizo enorme. —¡Es...es genial! Yo no pensé que te iba a concer. 

Tenía muchas ganas de abrazarle pero Natasha se contuvo. Ser sentimentalista jamás jamás había Sido lo suyo. 

—Estas enorme... cuando...la última vez que te Vi eras un pedacito de carné.

Sarah volvió a reír. —Me alegra al fin concerte de verdad, en persona...a ambos—miro a Steve que había estado en silencio. —Podemos tomar algo los tres juntos y que estás aquí.

¿Solo amigos?🤔Where stories live. Discover now