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Advertencia: Shigaraki Tomura es un chico trans pre testosterona, uso el lenguaje femenino para referirme a los organos de Shiggy, por favor, lee con precaución.




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El martes por la tarde fue cuando se anunció, con una patada en el vientre bajo y un grano en su mentón.

Por suerte la perra se anunciaba con dias de anticipación.

Su periodo jamás fue constante, casi nunca llegaba, pero cuando aparecía lo hacia de la mala manera. Tenía cólicos cada dos minutos y era extremadamente abundante.

Así que sí, para el miércoles en la mañana Tomura quería despellejar a alguien.




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—Hey, maldito, te ves como la mierda.

Oh, hijo de puta desgraciado, maldito, bastardo.

—Cállate, Dabi —gruñó desde el sillón, con una maldita bolsa térmica —que estaba tibía, por cierto— sufriendo del dolor muscular.

Dabi subió una ceja, le extrañaba la respuesta escueta de su irascible jefe. Shigaraki le respondía siempre con un ácido sarcasmo o palabras hirientes.

—¿Oye, estás bien, estúpido? de verdad te ves como el carajo —aprovechando que no había nadie aparte de su jefe sería un poco empático—, ¿necesitas algo?

Tomura quitó su mano enguantada de sus ojos rojos, mirándolo con absoluta amenaza.

—Necesito que cierres tu puta boca —siseó, mostrando sus dientes, arrugando su nariz. Nunca tuvo cambios drasticos de humor durante el periodo, esto sólo era Dabi siendo Dabi en un mal momento.

Dabi no se inmutó.

—Vaya, hoy decidiste comportarte como una verdadera perra —prendió un cigarrillo—, bueno, en realidad siempre eres una perra, pero hoy se te nota más de lo normal.

—Malparido--¡nggg! —gimió de dolor, haciéndose bolita en el sillón.

El pelinegro subió las cejas ante eso, el otro se reacomodó después de recuperarse de el intenso dolor.

—Tal vez si necesito algo...

—Tú mandas.

—Ayúdame a ir a mi habitación.

Creyó que pediría otra cosa, pero como sea.

Una vez ahí lo ayudó a sentarse en la cama de tamaño matrimonial. No pudo evitar observar toda la habitación, jamás habia entrado ahí.

Su cama era mayormente gris y negro con muchas almohadas, había un poster grande de Silent hill, otros más pequeños de Asking Alexandria, Muse y Linkin Park. Tenía buen gusto músical. Habían luces de navidad moradas extremadamente largas colgadas en las paredes cercanas a la cama.

El sabor de tu sangre | DabiShigaWhere stories live. Discover now