Tres treinta y tres 3:33

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—Lo lamento, tu hija y Sakura... fallecieron.

— ¡Mientes! ¡¿Dónde están?! —Sasuke gritaba desesperado mientras Naruto llamaba a una enfermera para que le ayudara a colocarle un calmante. La enfermera en turno Sishune llego lo más pronto que pudo e inyecto un sedante fuerte al pelinegro.

Después de unos minutos, lograron estabilizarlo, estaba sedado, le colocaron de nuevo la intravenosa para que pasaran sus medicamentos, dormía, pero su respiración era agitada. Así que Naruto decidió quedarse personalmente para vigilarlo. Sabía que no sería nada fácil tratar con su amigo, el dolor de perder a su familia es insoportable, él mismo Naruto lo había experimentado en carne propia, sin padres ni hermanos desde la infancia y ahora que por fin veía a Sasuke tan feliz junto a Sakura y Sarada, estaba seguro que esto sería un trago muy amargo para el azabache.

Naruto espero más de cinco horas, sentado frente a su amigo con los codos sobre la camilla lo escuchaba hablar entre sueños, mencionaba a Sakura y Sarada. Su estado de salud, ya no era grave, pronto estaría completamente recuperado, físicamente al menos. Pero él sabía que el alma de Sasuke no sería la misma después de este accidente. Por segunda vez perdió a su familia.

Naruto se encontraba sumergido en sus pensamientos, cuando sintió la mano del pelinegro tomar con fuerza su muñeca. Levanto la mirada y se encontró con sus ojos negros llenos de lágrimas, mirándolo fijamente.

—Dime que no es verdad.

—Es verdad.

—Dime que todo es una maldita broma, por favor—suplico con un hilo de voz.

Naruto no dijo nada más, y Sasuke apretó con más fuerza su muñeca, se aferraba a ella como lo último que le quedaba en la vida. De sus ojos seguían brotando lágrimas gruesas, que no podía contener, y que no se preocuparía en contener, escucho a su amigo sollozar.

—Esto es mi culpa; no debí haber bebido esa mierda, tal vez si nos hubiéramos quedado en casa de los padres de ella... si tan solo Kizashi no hubiera hecho su estúpida reunión. Si al menos Sakura hubiera declinado la puta invitación. No debí parpadear ese breve instante, debí haber acelerado.

—No puedes regresar el tiempo, Sasuke

—No quiero regresar el maldito tiempo ¡Quiero regresarlas a ellas!—grito soltando a su amigo. —No pudiste hacer nada, siendo que tú eres un excelente medico ¡Patrañas! Fuiste un inútil, esto también es tu culpa—.Prosiguió fulminado con la mirada al rubio—. No pudiste aceptar que Sakura me prefirió mil veces antes que a ti, nos tenías envidia y por eso decidiste joderme la puta vida, al dejarla morir ¿No? ¡Eres un imbécil!

—Basta Sasuke, hice todo lo humanamente posible. No soy Dios, no tengo el poder de quitar la vida, o de darla—se escuchaba dolido.

Sabía que su amigo solo decía todo eso por el duelo, y él estaría a su lado sin importar que lo lastimara o lo hiciera mierda, para eso son los amigos. Pero era verdad; un tiempo fueron rivales por el amor de la pelirosa, sin embargo eso estaba en el pasado, él había aceptado y respetado la decisión de la chica.

—Me niego a creer que lo que acabas de decir, es en verdad lo que piensas—le dijo tomando nuevamente la mano del pelinegro. Soy tu amigo, más que eso: somos hermanos, conoces de sobra lo mucho que aprecio y quiero a tu esposa e hija—continúo—. Si pudiera hacerlo, daría mi vida por traerlas de vuelta, daría mi vida para que ellas estuvieran contigo de nuevo—soltó la mano de Sasuke y se aproximó brindándole un abrazo, sorprendiendo al azabache.

Continuaron abrazados por unos minutos, Sasuke ahogaba sus lágrimas en el torso del rubio, el cual era fuerte, cálido, inquebrantable. El chico tenía razón, ellos eran hermanos, no de sangre. Ambos perdieron a sus padres, no tenían abuelos, tíos, primos, o a algún otro familiar. Solo se tenían a ellos mismos, desde pequeños formaron ese lazo, compartiendo las desgracias y los buenos momentos, atesorando la compañía del otro en lo más profundo de sus almas. Entrando en la adolescencia claro que habían tenido sus diferencias, e incluso los mismos gustos por las chicas. Pero ellos sobrevivieron juntos a todo, lo bueno y lo malo, siempre juntos.