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Nuestro protagonista se llama Megumi Fushiguro.

Un estudiante casi graduado en la facultad de relaciones publicas, solo le faltan sus prácticas en empresa. Su trabajo de fin de carrera lo tiene más que acabado, pero por unas cosas y otras no tuvo oportunidad de meterse de lleno a trabajar en una empresa.

Decidió dejarlo para lo último porque quería hacerlo bien. A Fushiguro no le gustaba dejar las cosas a medias, o hacerlas medianamente bien para salir del paso. No. A nuestro Megumi le gusta dar el cien por cien y hacerlo todo lo mejor posible.

Megumi Fushiguro se encontraba en la sala de espera de la última planta del famoso edificio JPE (Jujutsu Publicity Enterprise), la mejor empresa de publicidad del país. Si lograba hacer sus prácticas ahí luego no tendría ningún problema encontrar trabajo en cualquier sitio, incluso en la misma empresa.

Junto a él había unas diez personas. Todas vestidos con trajes caros, zapatos de marca y peinados elegantes. Él no tenía tanto dinero, llevaba un traje sencillo, unos zapatos cómodos pero adecuados y el pelo recogido hacia atrás. Si la ropa contaba (que sabía que en gran parte lo hacía) ya que estaba fuera.

Aún así Megumi confiaba en sus habilidades. Tenía muy buenas notas y sus maestros le habían hecho una buena carta de presentación. Tenía que ser positivo.

Volvió a echar un vistazo a sus contrincantes. Todos parecían jefes. No, jefes no, JEFAZOS. ¿De verdad se presentaban al puesto de ayudante?

La puerta se abrió y una joven de cabello negro liso llamó al primero. A Fushiguro le empezaron a temblar las piernas. Estaba muy nervioso. Era su primera entrevista.

Apenas pasó un minuto y el primero que había entrado salió dando zancadas por la puerta.

La chica llamó a la siguiente. Una chica que duró algo más, pero acabó saliendo de allí igual de enfadada que los otros. Fushiguro no sabía que pensar.

Cuando solo quedaron tres en la sala, lo llamaron. Lo hicieron pasar a un despacho enorme, muy elegante; sofás, una gran estantería con libros, gran televisor de pantalla plana y un amplio escritorio en el que detrás estaba sentado el que parecía ser el jefe, el de verdad, la persona para la que trabajaría si pasaba la entrevista. Un hombre de pelo blanco y ojos azulados cristalinos, con un traje que parecía más caros que los de los compañeros que estaban en la sala con él. No sabía por qué pero tenía la certeza de que así era. Parecía, más que un director, un jefe de la mafia.

La chica cerró la puerta tras él, y antes de acercarse para tomar asiento el jefe habló.

-¿Experiencia? -dijo sin apartar la mirada de unos papeles que tenía en la mesa.

-Aún no tengo experiencia laboral, pero en mis trabajos universitarios...

-Megumi Fushiguro ,solicitas este puesto a modo de práctica.

-Si, pienso que sería...

-Osea que aún no tienes ni la carrera.

-No, pero...

-No me hagas perder el tiempo, vete.

-Si me permite...

-Lo sé, eres muy trabajador, sacas muy buenas notas, estás preparado para el puesto, tienes muchas ganas, puntual etc etc etc y me las sé todas - ni si quiera lo miró, se limitó a seguir moviendo los papeles sobre su mesa- Te repito, no me hagas perder el tiempo. Adiós.

Fushiguro apretó los puños, se dio la vuelta y salió de allí. ¿Qué otra cosa podía hacer? En realidad, tenía toda la razón al despacharlo. Pero se sentía irritado y ofendido. Ni siquiera le había dado una oportunidad.

Asco de jefe {GoFushi}Where stories live. Discover now