Capítulo 2. Fuego

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Despúes de acabar la larga noche de la re-inauguración de "Venus" en la que el éxito ha sido rotundo, llego a mi casa congelada por el duro invierno de afuera que en mi Ducatti es todavía más despiadado.

Cuando estoy a punto de meterme en la cama, a las 6 de la mañana, mi teléfono empieza a sonar. Dudo en responder pero finalmente decido atender.

Al otro lado escucho la voz de un hombre qué se presenta como el bombero jefe y entre disculpas y lamentos por ser el portador de tan desafortunada noticia, me informa que el edificio donde viven mis padres y mi hermana ha sido devorado por un incendio.

¿¡Que!? no, esto no puede ser. No por favor, que estén bien, por favor Dios ,se que no he vuelto a la iglesia en años pero por favor que ellos estén bien.

-Señorita Barrios ¿Me escucha?

-Dígame que mi familia esta bien, por favor.

- Lo siento mucho el edificio está totalmente calcinado... y no se han encontrado supervivientes.

Durante muchos minutos mi cuerpo no reacciona. Estoy temblando, no pueden estar muertos! 

De pronto oigo tocar la puerta de mi habitación y aparece la cara preocupada de Ivan y me saca de mi estado de enajenación preguntándome por qué tengo la cara tan pálida y asustada.

Entre sollozos logro contarle que el edificio de mis padres y también de David ha sido engullido por las llamas y solo se que mi familia no ha sobrevivido. Apenas en ese momento me doy cuenta de que no sé nada de David y le pido a Ivan que trate de localizarlo.

Antes de que pueda marcar, escuchamos el timbre de la puerta y salgo desesperada con la esperanza de que sea alguno de mis familiares que se haya salvado.

Me encuentro con un David con la cara descompuesta, asustado qué sin medir palabras me abraza con fuerza y nos derrumbamos.

--Chocolate, cariño, lo siento tanto. Me acabo de enterar de qué mi casa se ha quemado y todos los vecinos han fallecido. Si no hubiese estado en casa de mi novio, tal vez hubiese podido hacer algo por ellos y ayudarles a salir.

-¿Por qué ellos? son lo único que tengo -Rompo a llorar, mi cuerpo no puede con esto.Tengo que verlos!

-Cariño, no creo que sea muy buena idea, aun están investigando las causas del incendio y nadie se puede acercar.

No lo dejo terminar voy al salón, cojo mi abrigo, el casco y salgo lo más rápido posible. Me monto en la moto y corro por la Avenida Albufera sin fijarme en los semáforos o los otros vehículos. Necesito verlos... papa, mamá, Angélica....!

Al llegar a la calle Cuartel de Simancas veo un cordón policial, bomberos y ambulancias. Corro hacia ellos !!!oh dios mio ¡¡ el edificio donde he vivido toda mi infancia está totalmente calcinado y me derrumbó.

Grito, lloro, golpeó cosas. ¡¡¡No, esto no es justo!!!

Vecinos del barrio me abrazan tratando de consolarme, pero no siento nada. Sólo veo como sacan cuerpos y más cuerpos del hogar donde viví. No puedo seguir sin estar con ellos y en un momento de desesperación salto el cordón policial y corro, pero no llego muy lejos unos brazos me sujetan fuertemente y me impiden continuar.

-Cielo lo siento mucho, pero no podemos hacer nada más.

El cielo se me cae encima. Grito con todas mis fuerzas, y de repente...... nada.

Han pasado cinco días desde que perdí lo qué más quería en la vida. Estoy completamente sola en este mundo. Mi familia era lo único que me importaba, y ahora no tengo nada. Los chicos no me han dejado sola ni un segundo. David se está quedando conmigo en el piso hasta que el seguro le reembolse el pago por los daños en su vivienda, y todos me están ayudando a seguir viviendo. Estoy rota de dolor y solo quiero ver a mi familia y que todo esto haya sido una pesadilla.

David forma parte de mi vida desde que éramos pequeños pero nuestra amistad se afianzó, cuando sus padres descubrieron que era gay y reaccionaron de una manera muy violenta propiciándole una paliza y echándolo de su casa. El único sitio en el qué pudo refugiarse fue la casa de mis padres y desde ese entonces, hace diez años ya, no nos hemos separado.

-Yo también los voy a echar de menos- me dice mientras me prepara algo de comer después de días intentando convencerme a probar bocado. Ellos eran como mis padres los qué me aceptaron sin juzgarme y tu siempre serás mi hermana, yo estaré siempre contigo en las buenas y en las malas.

El timbre suena y nos saca de nuestro estado de profunda tristeza. David se levanta a abrir y yo decido volver a mi habitación, tumbarme en la cama y no ver a nadie; sólo quiero dormir, despertarme y que nada de esto sea verdad.

Sin embargo, no pasan ni dos minutos, y David asoma la cabeza por la puerta diciéndome que un tal Alek Ivanoi está esperando en el salón.

El dolor y mi duelo me han desconectado completamente de la realidad y por un momento no recuerdo conocer a nadie con ese nombre

-Señorita Barrios, perdóneme que haya entrado sin permiso. Sólo quería saber como se encuentra y darle mi más sentido pésame por la pérdida de su familia. Sus compañeros me dijeron lo que había sucedido.

Al ver esos inconfundibles ojos azules me dí cuenta que se trataba de mi nuevo jefe de "Venus".

Mis ojos se inundan nuevamente y rompo a llorar. Siento como estoy siendo arropada por unos brazos fuertes y un aroma a almizcle. Mi jefe me consuela y acaricia mi espalda tratando de calmar mi llanto. Me sujeta fuertemente y lloro, es lo único que puedo hacer, soy incapaz de articular palabra alguna.

Para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora