Crónica De Una Elección Anunciada

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Estaba entre el voto en blanco o no ir a votar. De igual forma, si la izquierda ganaba, esa multa se devaluaba.

Fui con Kagu, mi mejor amiga, agarrados de la mano. Todo era broma meses atrás: ella diciéndome que votaría por el ex arquerito y yo, por el partido de vegettita. A pesar de las risas, fuimos decididos a cambiar el país.

Sin embargo, ahora, siento que estoy siendo asfixiado por las heces de dos fuertes figuras políticas: un hombre con sombrero cuyo partido político tiene vínculos con el terrorismo y la mujer que es heredera de un dictador asesino y del que fue el enemigo número uno del país.

Kagu me miró antes de entrar a la mesa de sufragio. Ella ya había decidido, por el contrario, yo, intentaba despertar de la pesadilla. Tenía miedo, tengo miedo y seguiré teniendo miedo. Ella sabía lo que pensaba, tenía entendido mi pensar y lo respetaba, tanto así que cerró los ojos, confiando en mi raciocinio, en que el futuro del país era más importante que algo tan banal y pútrido como lo era mi orgullo para mí.

Cito lo que dijo Hildebrant en su última columna antes de las elecciones: «Optar por Fujimori es renunciar a toda dignidad, es despreciarse, es matar el honor y la autoestima. Es lo que hicimos los peruanos cuando le rogamos a Simón Bolívar que fuera nuestro dictador, nuestro dios viviente, nuestro capataz superlativo. Es lo que hicieron muchos peruanos cuando los chilenos tocaron sus puertas tras la invasión de Lima: avisar quién guardaba armas, casar a sus hijas con algún capitán carabinero, celebrar la próxima paz de mi general Iglesias»

Votar por Keiko es cerrarle las puertas al terrorismo, pero, al mismo tiempo, abrirle las ventanas a los demonios que robarían el alma a cualquiera a cambio de dinero.

Es como rogar a Vizcarra que se quede en la presidencia, mientras, él sigue lucrando por las muertes de la pandemia, escondiendo números y testigos.

En fin, Kagu sonrió cuando le dije que, por unos segundos, fui la persona más estúpida del mundo. O así me sentí.

El averno de DekuSamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora