Mentira blanca

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Cierta bella durmiente terminaba de escribir la última respuesta en la hoja, sus estudios iban bien. Solo había una cosa en la que había fracasado. Nariyuki y Furujashi no estaban lo suficientemente cerca, y esa situación no era agradable para ella.

"Bien hecho Furujashi, respondiste todo correctamente" dijo un contento Nariyuki con un tono orgulloso "También estás dominando los números".

La adorable bella durmiente le devolvió la sonrisa a su tutor "Fue debido a tus maravillosas enseñanzas, Nariyuki-kun" con ese amable cumplido, la cara del joven se sonrojo.

Tratando de calmar su corazón, Nariyuki le dijo: Oh, Ya son las 6. Creo que ya es hora de que nos vayamos a casa, ¿no crees?" Los ojos de Furujashi se entristecieron pero, tan pronto como escuchó su última frase, comenzó a llover.


"Oh, oh. Olvidé mi paraguas. ¿Trajiste algún paraguas contigo, Furuhashi?"

Ella llevaba un paraguas consigo, pero una mentira era el único camino para quedarse con él un poco más "No, yo también olvidé mi paraguas, Lo siento, Nariyuki-kun".

Estaban mirando las gotas de lluvia golpeando las ventanas, ese silencio hacía que la princesa de la literatura viajara dentro de sus pensamientos, cuando se reunieran nuevamente, Ogata y Uruka estarían con ellos.


Recordó cuando Ogata sintió miedo y Nariyuki la protegió como un valiente caballero. Entonces, recordó cuando Uruka y Nariyuki eran bastante cariñosos, incluso aunque lo hicieran inconscientemente.


Su corazón estaba tan pesado como una piedra. Solo la imaginación de que Nariyuki estuviera con Ogata o Uruka era dolorosa. Por tanto, tenía que hacer algo.


Con una voz más dulce de lo habitual, se apego a él. Un gesto que sorprendió al chico con gafas.


"Nariyuki-kun" perdió los sentidos encantado por su cabeza aterrizando en su pecho como una suave pluma.

"¿Podrías abrazarme por favor? Sé que es algo infantil, pero, cuando llueve me recuerda a mi mamá. Es una situación que aún no soy lo suficientemente madura para enfrentar" sus ojos mostraban incertidumbre.

Yuiga recordó cuando Furuhashi le contó cómo falleció su madre. Sintió una ardiente voluntad de mantenerla a salvo. Luego, la agarró por la delicada cintura e hizo que la mente de la genio de la literatura se volviera más adicta a él.


"No hay nada infantil en extrañar a tu mamá. Mis brazos y todo mi ser estarán aquí para ti, siempre" le susurró Nariyuki, mientras se miraban con un intercambio silencioso de afecto. Se quedaron abrazados, esa sensación era nueva, y estaban ansiosos por repetirla una y otra vez.


FIN

Mentira BlancaWhere stories live. Discover now