- ¿Por qué lo dice Líder?

- Xichen... Verá...- no importaba cuántos años habían pasado, aún no le gustaba hablar sobre su intimidad, con nadie.

- Puede estar tranquilo, Señor. Sabe que lo que sea que me diga solo lo sabré yo.

Jiang Cheng suspiró, tratando de conseguir el valor.

- Durante todas estas semanas usted estuvo preocupado por el maestro, por lo que es entendible que aún sienta que algo anda mal. Pero no puedo ayudarlo si no lo sé. A-Yin. Sabes que puedes contarme lo que te preocupa.

El sanador Long era como un padre para él, desde que se había unido a su causa luego de la destrucción del Muelle de Loto, había estado al lado de Jiang Cheng y nunca le había fallado. Era una de las pocas personas en las que más confianza colocaba.  Por lo que se decidió y, luego de una profunda inspiración, le hizo una seña para que lo siguiera hasta una de las oficinas y así tener un poco más de privacidad. Ambos hombre una vez ingresaron permanecieron de pie, ya que la conversación no podía ser muy larga.

- Sabe, durante todo este tiempo que Xichen estuvo inconsciente, tuve muchos pensamientos. Viejos recuerdos de la devastación del Muelle de Loto volvieron a mis sueños, por eso me negué a separarme de A-Huan. Perder una vez más a alguien que amo sería desgracia para mí. Especialmente A-Huan. Si el ataque de aquella bestia, en esa cacería nocturna, hubiese sido más grave, y si A-Huan hubiese muerto, yo....

La garganta de Jiang Cheng se cerró y sus ojos amenazaron con llenarse de lágrimas, pero las contuvo. No las dejaría caer. Era más fuerte que eso. Se aclaró la garganta y continuó.

- Verlo despertar después de tanto tiempo, fue una de las mejores cosas que me han sucedido y no puedo estar más feliz. Sin embargo, noté que Xichen no es el mismo. Algo anda mal. Y como usted dijo que está bien, tanto física y con lo relacionado a su núcleo y energía espiritual se refiere, pienso que deberías hacerle una revisión mental.

- ¿A que te refieres A-Yin?.

- Pienso que el Xichen que acaba de despertar, no es el Xichen que todos conocemos. Al menos no actualmente.

- No entiendo el motivo de todo esto, pero haré lo que me pides.

- Ah, necesito pedirte una última cosa antes de que te retires. Dirígete a él por su título.

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- Dígame Zewu-Jun. Y le pido que me conteste con sinceridad, ¿qué es lo último que recuerda?

Xichen cerró los ojos e invocó sus últimos recuerdos para poder describirlos al sanador. Sin embargo, lo que recordaba le causaba vergüenza, pero no tenía otra opción más que contárselo, por lo que luego de soltar un suspiro, se lo dijo todo al hombre mayor.

- Lo último que recuerdo es que estaba en mi Hanshi, sentado en el suelo, en una de las esquinas, abrazando mis piernas. En reclusión.

A medida que decía esto fue bajando la cabeza, avergonzado. De haber mantenido su mirada en el sanador hubiese notado la expresión incrédula que se había formado gradualmente en el rostro del mismo a medida que describía, de forma corta pero precisa, su último recuerdo.

- ¿Está muy pero muy seguro de que ese es su último recuerdo Zewu-Jun?

- ....Si, absolutamente seguro - todo el tiempo mantuvo su cabeza baja. El sanador Long solo pudo levantarse y dirigirse a la puerta, pero antes de salir se dirigió por última vez al hombre sentado y que permaneció inmóvil.

- Volveré luego para ver si existe algún progreso. Y en caso de que necesite o recuerde algo, le pido que me llame a través de algún discípulo inmediatamente. Con permiso.

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Luego de salir del cuarto y cerrar la puerta. Se tomó un momento para procesar la situación.

Un preocupado Jiang Cheng, que había estado caminando en círculos durante su espera, estaba esperándolo a unos pocos metros de allí, cuando vió al sanador acercarse a él y notar su expresión, supo que su suposición había sido correcta, sin embargo, por un hilo colgaba una pizca de esperanza de estar equivocado.

- Y bien?

- Lamento decirte esto A-Yin, pero tú suposición es correcta. Al parecer el maestro Lan ha perdido la memoria.

- ¿Y te ha dicho qué es lo último que recuerda?

- .... Si... Su reclusión.

Las piernas de Jiang Cheng fallaron y cayó de rodillas en el patio donde estaba parado, las lágrimas brotaron sin control y corrieron por su rostro hasta caer al suelo.

Jiang Cheng abrazó su cuerpo. Si lo último que recordaba Lan Xichen era su reclusión, entonces eso significaba que olvidó sus 20 años de relación y 17 de casados.

Redescubriendo El Amor - XichengTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon