—Hablando del tráiler. ¿Quieren verlo?— pregunta al público la mujer, todos gritan un sí.

—Si...— dice Tini a mi lado y sonrió.

El vídeo se reproduce y yo le doy toda mi atención. No lo hemos visto por qué hemos estado ocupados, aunque ahora que pasan los segundos me arrepiento.

Debí verlo antes. Solo en mi casa.

Por qué mi pulso aunmenta, y mi curiosidad se incrementa, los editores hicieron un buen trabajo, pero siento como todo se detiene cuando sale la escena del beso, justo la que el productor nos pidió grabar. Y es como si lo experimentara de nuevo, por qué el hormigueo en mi estómago se hace presente, mi boca se seca y mi corazón amenaza con salir de mi pecho.

Volteó a ver Tini y su vista está fija en la pantalla, aparto la mirada de golpe por qué el deseo de besarla está ahí presente.

—¡Wow! ¡Esto es increíble!—Exclama la entrevistadora. Nos mira.— ¿Ustedes nos quieren dar un infarto verdad?

Suelto una risa nerviosa y me aclaro la garganta.

—Dejame decirte que yo por mi parte no la había visto. Así que fue un muy buen trabajo. ¡No sé la pierdan!— rió.

—Yo tampoco la había visto. Muy buena — comenta Tini.

—¿Cuéntenos como ha sido hasta ahora su experiencia al grabar juntos?

—Adelante Tini.— le cedo la palabra. Para escuchar que dirá y así saber que debo responder.

—Bueno, ha sido muy lindo trabajar con artistas grandes, como Sebastián, la verdad la pasamos genial ha sido hermosa la experiencia ahora y el volver a encontrarnos de esta manera es maravilloso.

¿Ella había dicho eso?

Sentía mi corazón calentarse.

—Gracias bella.— y ahora no resisto más. Le tomo la mano, la llevo a mis labios y le doy un beso.

En ese momento el público grita.

(...)

Es increíble lo que muchas personas hacen solo para obtener fama y atención.

Mi mente está tratando de encontrar en que momento esto se me salió de las manos mientras le respondo en automático las preguntas a Roberto.

—Si, lo sé. ¿Puedes encargarte de...?

No Sebastián. Este es tu problema. Lo siento pero esto es mejor que tú lo aclares, esa chica quiere dejarte mal.

—Lo sé. Está bien lo haré.

Mas te vale. Y por favor, aclara las cosas con Martina ese tema no es algo que se deje a la ligera.

—Esta bien.

Cuelgo y la preocupación me invade. Martina tiene la visita fija en su teléfono. No es necesario ser adivino para saber que esta viendo.

—¿Martina?— la llamó con cautela.

Cuando levanta la mirada, sus ojos están llorosos, pero ni una lágrima se ha escapado. Huye de mi mirada.

CenizasOnde histórias criam vida. Descubra agora