—¿Cuántas sois? —dije viendo a gente que iba y venía como si tuviera un cometido dentro del lugar.

—Hasta ahora éramos doscientas ocho, contigo somos doscientas nueve y si incluimos al cachas de tu amigo doscientos diez, sin contar los niños por supuesto.

—¿Hay hombres aquí? —Su respuesta me hizo pensar si únicamente serían mujeres o también contarían con la ayuda de ellos.

—Veintitrés exactamente, así que sus músculos serán de gran ayuda, ¿Es tu pareja? —mencionó señalando a Ryan.

—En realidad no —dije no queriendo entrar en detalles.

Si confesaba quien era él realmente, que me había retenido la primera vez y que por culpa de él fui capturada, tal vez no dudaran ni un segundo en acabar con su vida antes de que despertara. En cambio de ese modo podría tener una esperanza, después de todo me había seguido hasta allí con fe ciega, ¿Por qué no darle una segunda oportunidad?

—Bueno, no te preocupes por tu amigo, no se despertará hasta dentro de unas horas.

—¿Puedo saber tu nombre? —pregunté ya que era la más simpática de las cuatro.

Probablemente rondaría la treintena, llevaba el cabello largo de color oscuro recogido en una cola alta y su expresión era jovial a pesar de las circunstancias.

—Yo soy Sheila. La pelirroja es Mandra y ellas son Priscila y Vannah, formamos el equipo cuatro de patrulla, lo cierto es que has tenido suerte, si te hubieras quedado unos metros quizá os hubiéramos encontrado demasiado tarde, antes de que despertaras te bebiste casi tres litros de agua —sonrió y eso me hizo imitarla—. Tranquila, aquí hay comida de sobra para los dos.

Tenía muchas preguntas, demasiadas, pero tal vez no era el momento de hacerlas o podrían sospechar que buscaba algo.

—¿Hacia donde vamos? —pregunté ya que solo me limitaba a seguirla por aquellos enormes pasillos iluminados.

—Te llevo ante Lía. Ella es quien dirige todo esto que ves, por así decirlo es nuestra líder, la que muestra su rostro ante el mundo y jamás sale a la luz para no ser descubierta —dijo sin necesidad de que le preguntara.

—¿Y qué es este sitio exactamente?

—Un refugio nuclear. Fue construido hace al menos doscientos años, tal vez más. Los planos fueron extraviados y por eso el gobierno desconoce que existe este lugar. Los drones no pueden rastrearlo y las instalaciones son perfectas para que coexista nuestra comunidad.

—Pero no tenéis luz solar, ¿Cómo es posible que generéis energía sin ser descubiertos?

—Eso es lo mejor de todo, tiene su propio generador y filtros de aire, recoge la energía de una de las cascadas que hay a tan solo un kilometro de distancia y la convierte en nuestra fuente de potencia.

Increíble, ¿Podrían existir más grupos como ese coexistiendo en refugios similares? Probablemente no y menos que fuera un grupo tan numeroso.

Tenía muchas más preguntas, pero me contuve cuando abrió una de las puertas y me incitó a entrar. La pequeña sala constaba de una mesa redonda donde una mujer de cabellos rubios permanecía sentada hablando con un hombre de avanzada edad. Ambos alzaron la vista y la reconocí de inmediato.

¡Era ella!, ¡La mujer que salía en la pantalla diciendo que siguiera la estrella dorada!, ¡Había encontrado a los Antagónicos de verdad!

—Dime Sheila —mencionó echándome un vistazo pero sin prestarme atención.

—La hemos encontrado en mitad del desierto, la acompañaba un hombre —mencionó haciendo un gesto para señalarme.

—Muy bien, llévala para un reconocimiento médico y que después le den alguna misión según sus capacidades junto al resto de sometidas. ¿Dónde está su acompañante? —dijo más intrigada por Ryan que por mi.

—Está sedado —corroboró Sheila—. Lía...

—Tráemelo cuando despierte, nos será útil e imagino que ella será importante para él, así que la habrá raptado de su dueño, ¿Tiene chip?

—No tengo localizador —dije por mi propia voz—. Y puedo asegurar que él no me raptó, me escapé yo misma.

Si quería su atención, la había obtenido y no solo de ella, sino también del hombre que la acompañaba.

—¿Cómo es posible? Tienes la marca, se ve desde aquí.

—Dice que no funcionó con ella —intervino Sheila—. Y seguía al sol con la intención de encontrarnos...

La tal Lía frunció el ceño y se levantó de la silla para acercarse hasta mi y me estudió fijamente.

—¿Verdaderamente no sientes ningún efecto?, ¿Eres plenamente consciente de tus actos?

¿Lo era? Aunque en mi estancia con Declan había llegado a dudar de ello, lo cierto es que si, lo era.

—Fingí durante semanas estar bajo los efectos del azambar para que no me descubrieran, hasta que finalmente escapé.

—Chica lista —mencionó la tal Lía—. Necesitamos saber si es verdaderamente inmune al azambar o si se trata de algún error. Que le hagan las pruebas pertinentes y quiero ser informada de inmediato.

—Si, así será —contestó la pelirroja adelantándose a Sheila.

—Bien hecho equipo cuatro —contestó Lía—. ¿Cómo te llamas muchacha?

—Mi nombre es Andra.

—¿Y porqué querías unirte a nosotros? —preguntó como si fuera una mera pregunta de cortesía.

—Porque necesito que me ayudéis a encontrar a mi hermana.


—Porque necesito que me ayudéis a encontrar a mi hermana

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
C O H I B I D AWhere stories live. Discover now