Prólogo.

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—Chicas, hoy una nueva integrante se sumará al equipo. Las primeras semanas estará en prueba —avisó Abby, entrando en la habitación. 

—Bien —dijeron las niñas al unisono.

No es como si se sintieran atemorizadas por la nueva integrante, sabían de lleno que cada una de ellas era mejor que cualquiera que pudiera llegar. Sus talentos eran únicos, sería algo difícil de ver cómo alguien las superaba.

Por otro lado, sus padres se sentían con ansias de conocer al nuevo Dance Dads que llegaría. ¿Vendría sólo a buscar fama? ¿Dinero? El tiempo lo diría. Tan sólo esperaban que no fuera una de esas personas que utilizaran los talentos ajenos por ver su cara en la tapa de una revista.

 Luego de unos minutos, la puerta principal del estudio Abby Lee fue abierta, dejando a la vista a un padre junto a su hija. 

—Tarde, Styles —señaló la dueña del instituto, observando el reloj en su muñeca.

—Lo lamento, el tráf-

—Sin excusas. Maddie, con el resto del grupo —lo interrumpió, dando uso a su poder.

Maddie se quitó las botas que tría puestas y se sentó dónde su maestra había ordenado, saludando antes a sus amigas y compañeras.

Segundos después de volver a dar la explicación para éstos dos, la puerta fue nuevamente abierta. Una niña de pelo castaño, preciosa sonrisa y unos llamativos ojos color mar, entró junto a un hombre bastante similar a ella. Mismo cabello, misma sonrisa y sin duda alguna, mismos ojos.

Las miradas cayeron sobre ellos como si de imanes tratase. Algunas con curiosidad. Otras con desagrado. Otras brindando una cálida bienvenida.

Pero una de ellas desentonaba con las demás.

La mirada del ojiverde era de impresión, de sorpresa. ¿La razón? Simple, ni él mismo la descifraba. A lo mejor quedó impactado con tales ojos, con tales bellezas. Pero como si de un globo explotado con una aguja se tratara, todo se desvaneció con sólo escuchar la voz del hombre.

—¿Qué observan? ¿Tenemos algo en especial? —todo encajó en la mente de Harry. La fama era el oro de ése desconocido.

—Baja esos cambios —frunció el ceño—. Ellos son Kendall y Louis Tomlinson —Abby los presentó.

—Un gusto, señorita. Gracias por la oportunidad —una sonrisa con boca cerrada por parte de Abby fue la única respuesta.

—Kendall, a sentarte —ordenó—. Ella es Paige Horan, su padre es Niall Horan —con el dedo, señaló a un hombre rubio sentado en la banca. Una impecable sonrisa adornaba su rostro, dándoles calidez y comodidad—. Aquí, Chloe Payne. Su padre, Liam Payne —un castaño levantó la mano con simpatía.

—Wow, no se parecen ni en lo más mínimo —habló la nueva, todos rieron.

—Ella es Brooke Malik, el padre Zayn Malik —un morocho asintió con la cabeza desinteresado—, antes de que digas algo, tampoco se parecen. Por último, Maddie Styles. Harry Styles es su padre —el rizado se coloca de pie, llamando la atención de los dos nuevos integrantes. Una espléndida sonrisa se veía en su rostro de tez blanca. Sonrisita, pensó Tomlinson y rodó los ojos. Ya sabía quiénes serían sus próximos problemas.

No era una clase de persona que tolerara a cualquiera, cabe aclarar.

—Ahora que ya conoces al equipo y el equipo te conoce a ti, comencemos —las niñas se pusieron de pie para comenzar con los calentamientos.

A pesar de la actitud arrogante que demostró el castaño al llegar, Harry aún sentía curiosidad. Podría llevarse bien con Louis de la forma que lo hacía con el resto del equipo. No era algo que quisiera, pero fue su impulso presentarse de mejor manera.

—Hey, soy Harry —se acercó donde el ojiazul se encontraba sentado.

—Lo sé, no soy sordo, escuché tu nombre —vaya forma de brindar impresiones, pensó el rizado.

—¿Me puedes decir qué diablos hice para que me trataras de esta forma tan... grosera? —no sentía enojo, lo que sentía era molestia. ¡No le había hecho nada al hombre! No merecía tales tratos de su parte.

Nunca permitió que las personas lo trataran mal. Nunca. Él era respetuoso, lo que menos pedía era que se lo devolvieran.

Y Tomlinson no sería la excepción.

—No he venido aquí para hacer nuevos amigos. Vine por mi hija, para que ella pueda mostrar y mejorar su talento —le informó, mantenía la mirada fija en su celular.

—Y por la fama —murmuró para sí mismo el rubio a su costado, fracasando. Todos soltaron una ligera carcajada.

—Idiota —escupió Louis hacia Horan. Su carácter y personalidad no eran de las mejores para lidiar.

—Grosero, busca fama —devolvió con veneno en su tono empleado.

—Ve a teñirte mejor —sonrió con malicia al ver la expresión de Niall. Había tocado su punto débil con cuatro simples palabras. Guardó su móvil en su bolsillo trasero.

—¿Pueden parar? Así nada se soluciona —intervino Liam. Situaciones así no eran comunes entre ellos.

—Deberías dejar de ser así, digo, si quieres que tu hija continúe aquí —el rizado advirtió. Tomlinson lo miró confundido—. Me refiero a que dejes de ser grosero, estúpido, busca fama, egocéntrico, hósti-

—Ya entendí —rodó los ojos. Styles giró sobre sus talones y volvió a su lugar principal. 

Al final, había fracasado.

—Es un idiota más, ignóralo —le susurró Malik. 

Todos allí se llevaban de maravilla. No permitirían que el nuevo cambiara eso. Tras una amistad fuerte y de bastantes años, la confianza entre ellos era plena. ¿Y si alguien cambiaba aquello? ¿Si alguien había llegado con el propósito de arruinar todos sus años de disfrutar la compañía de alguno de los cuatro? Era imposible, completamente. Louis, si deseaba, se podía ir a la mierda. No les importaba lo que quisiera hacer con su vida mientras no afectara las suyas.

—Lo sé —respondió—. Un idiota más.


Dance Dads || l.s (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora