I'll see you in my dreams

Dreams

    Los cálidos rayos del sol se filtraban entre las cortinas blancas  que danzaban al ritmo marcado por la brisa mañanera al entrar  por aquella rendija permanentemente abierta. Unos ojos del color del cielo, con ciertos destellos verde-azulado, se abrieron poco a poco ante la insistencia del sol. A medida que Venti empezaba a despertar y cobrar conocimiento, el sonido de la calle comenzó a hacerse más notorio. Gracias a Barbatos, el bullicio no era molesto, ya que vivía en un barrio dentro de todo tranquilo, así que escuchar a los pájaros cantar y el barullo de gente conversando era una buena forma de recibir el día.

  Otra brisa se hizo presente, esta vez más fuerte, y cuando sintió que ésta revoloteaba su cabello juguetonamente, pensó que era señal de  empezar a activarse.

  Aún así, todavía no quería dejar la cama. 

  Últimamente, cada vez le costaba más levantarse y arrancar el día. Podría ser porque, en parte, siempre le había gustado dormir; le encantaba la sensación del colchón debajo de su espalda cada vez que volvía del trabajo, o las sábanas cubriendo su cuerpo en un día friolento, y por sobre todo, amaba estar tirado en la cama sin hacer nada. Podría estar horas acostado, disfrutando del cantar de los pájaros o incluso escuchando música de algún nuevo artista que le llamó la atención. 

  Pero ese no era el motivo, porque a pesar de que siempre le costaba la rutina mañanera, y por ende algunos lo describían como "vago", en el momento que ponía pie fuera de la cama parecía transformarse en un torbellino cada que iba de acá para allá. Pues, muy contradictoriamente a todo lo anterior, él es una persona bastante inquieta, nunca lo verás en un mismo lugar por mucho tiempo. Y si por alguna razón tiene que estar quieto, notarás que al menos alguna de sus extremidades permanece en movimiento: ya sea un pie haciendo ruido contra el pavimento, la rodilla que se mueve de arriba a bajo cuando está sentado, o las uñas chocando con la mesa.

  El problema, en realidad, recaía en que quería pasar más tiempo soñando.

  Todo inició en su adolescencia, tal vez cuando era demasiado joven para tomarle real importancia al significado de los sueños, pero no como para dejar de notar con curiosidad que, aunque nunca eran iguales, había patrones que se repetían constantemente entre ellos.

  Todo empezaba normal y bastante similar, era como si él mismo se despertara y se levantara de la cama, con la diferencia de que:

   1- A la persona del sueño no le costaba nada arrancar su día a día temprano en la mañana.

   2- Dicho ser humano era demasiado alto. 

   En resumidas cuentas, en el sueño podía verlo todo en primera persona, pero no era él mismo.

  Veía como aquel hombre empezaba el día con su taza de té y comida nutritiva, tomándose su tiempo en desayunar a la vez que leía las noticias. Luego, la rutina seguía, dónde se arreglaba y preparaba para irse a sus clases [en aquel entonces] y posterior a ello, volver a su casa a hacer los deberes, comer, y por último, irse a dormir.

   Al siguiente sueño, todo se repetía, pero con ligeros cambios. Por ejemplo, un día saludó a alguien que en un sueño anterior no apareció, otro día acarició a un gato que se encontró en la calle [lo cual cada que recuerda esa parte del sueño le genera un cosquilleo en la nariz], y así.

  No fue hasta años más tarde que se dio cuenta que sus sueños eran, en realidad, el día a día de su alma gemela.

  Lo que empezó como una sospecha se terminó por confirmar un día que leyó sobre "las almas gemelas", y como éstas podían estar atadas a un nivel espiritual más allá de lo conocido. No eran muchos y aún así, fueron diversos los testimonios sobre gente que decía haber soñado con la vida de alguien más. Entre ellos existían los que soñaban diariamente, los que eran esporádicos y también había quienes lo hacían solo "por temporadas", pues dichos sueños se iban por un tiempo y volvían sin avisar.