1 Yo soy el capitán Meliodas

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¡Hola a todos! Aquí Coco, resurgiendo de las profundidades y lista para la aventura. No es ningún secreto que adoro las leyendas del mar y todo lo relacionado al océano, y hoy, por fin, esta historia vuelve para que ondeen conmigo la bandera pirata. Muchas gracias por seguir aquí, les mando todo mi amor y, como siempre digo, ya saben qué hacer. 

***

La pequeña Elizabeth cantaba para sí misma en un tenue susurro mientras andaba por la enorme cubierta del barco, intentando ver más allá de la misteriosa niebla que los había rodeado. En verdad era extraña, tan densa, siniestra, y blanca como el halo de un fantasma. La pobre estaba temblando y, para combatir sus temores, siguió tarareando la canción que había escuchado de los marineros. Se suponía que, si cantabas sobre ellos, los "tres piratas legendarios" quedarían complacidos y sus espíritus protegerían tu nave. Esperaba que pudieran oírla a pesar del viento y las olas.

—Yo-ho-ho, ellos vienen por ti. Veo tres piratas en los mares —Un relámpago cayó a lo lejos iluminando por un segundo las tinieblas, y la princesita contuvo el aliento hasta que todo se calmó. Una gotas de agua cayeron sobre ella insinuando la lluvia. Luego, siguió cantando—. El primero perdió su ojo, el segundo perdió la cordura... —Otro trueno resonó, tan cerca de ellos que por un segundo todo se volvió blanco. Mientras se encogía aterrada en su sitio, volvió a cantar. Tal vez, si terminaba la estrofa, aquella pesadilla terminaría—. El tercero no tiene emociones. —Un tercer relámpago cayó, y al momento siguiente, de la niebla surgieron tres amenazantes siluetas. Entonces, todo se volvió un caos. 

Espadas. Sangre. Gritos y llanto desgarradores mientras giraba en medio de una batalla que había empezado de la nada y que era tan violenta como la tormenta que se había desatado.

Su vestido del color de la niebla quedó empapado de brillante líquido rojo, y una gigantesca sombra se abalanzó sobre ella dispuesta a matarla. De pronto, ya no estaba en el barco. Se ahogaba, luchando desesperadamente por salir a flote de aquella fría y silenciosa oscuridad. Justo cuando estaba por rendirse y entregar su alma a las aguas, un rostro apareció flotando frente a ella. Un joven con cabello rubio y ojos verdes mar. 

«Ah, eres tú», sonrió al verlo, y enseguida sintió una gran calidez. No sabía porque, pero su rostro amable y hermoso le parecían conocidos. Aquellos ojos la cautivaron y la hicieron sentir segura incluso en aquella tumba acuática. Estiró su mano, tratando de alcanzar a esa persona tan querida para ella, y entonces...

—¿Ellie? Ellie, despierta —La cara de su hermana mayor se cernió sobre ella con una mirada de preocupación. Estaba a salvo en su cama, en su casa. Aunque sabía que no sería así por mucho más tiempo, igual soltó un suspiro lleno de alivio—. Tranquila, todo está bien —le dijo entre caricias—. ¿Tuviste esa pesadilla otra vez?

—Sí. —La hermosa rubia la abrazó con ternura intentando calmarla, y solo hasta que dejó de temblar se separó de ella. Elizabeth se sintió avergonzada. 

Llevaba soñando lo mismo desde que era niña, y le parecía terriblemente embarazoso que le pasara de adulta, precisamente el día en que planeaba empezar un viaje tan arriesgado. Tal vez se debía al miedo. Después de todo, esa pesadilla solo se manifestaba cuando algo le estremecía el corazón. O quizá se debía a que inconsientemente buscaba al muchacho de sus sueños para sentirse segura. Igual, no podía esperar a que una fantasía se manifestara para salvarla. No era real, y solo ella podía salvarse a sí misma y a su hermana. Gelda debió ver manifiesta la determinación en su rostro, pues fue su turno para suspirar. 

—¿En serio debes irte hoy? Sabes que no tienes que hacerlo, yo puedo permanecer del modo en que estoy. Podemos ser felices tal y como estamos. 

—No, hermana —Elizabeth secó una lágrima que aun corría por su mejilla, y sonrió llena de confianza a la persona por la que pensaba luchar. No se retractaría. Ahora que tenía claro el camino, nada la iba a hacer cambiar de opinión—. Estoy lista para iniciar este viaje. Algún día te salvaré y romperé la maldición sobre nosotras. Te lo prometo.

Seven Deadly Seas of LoveWhere stories live. Discover now