Luego de un par de horas de plática, Jamie estaba hablando sin parar, al parecer los tragos le habían hecho demasiado efecto.

―Ey, ya no más ―dijo Tamy, haciendo una seña al camarero para que se detuviera con el pedido de la otra chica.

―¡Oye! ¿Por qué hiciste eso?... Por primera vez me siento verdaderamente liberada y... bien... ¿Y ahora me aguas la fiesta?

―Solo que se te pasó el alcohol, mejor nos vamos a la casa, además si tu padre te pilla en ese estado puedo perder mi empleo.

Jamie asintió de mala gana. ―¡Ok!... pero solo por eso, eh... Solo porque no quiero que pierdas tu empleo.

―¿Nos vamos entonces? ―Tamy se puso de pie, sabiendo que probablemente debería ayudar a Jamie a llegar hasta el auto, y preocupada desde ya por cómo la llevaría a casa sin que nadie se percatara de su estado; la chica Santemo estaba completamente ebria y solo sonreía a todo el que miraba.

Salieron a la calle y se dirigieron hacia el auto estacionado a pocos metros del local. Jamie, cabeza dura como era, no se dejó ayudar por Tamy y le continuaba repitiendo que "estaba bien", pero la verdad era que se mantenía en pie a mala pena, aunque logró llegar hasta el auto sin caer.

Tamy le abrió la puerta. ―Ya es más de media noche... espero no tener problemas con el señor ―murmuró mientras la otra se acomodaba en el asiento delantero.

―Hoy mi padre no está en casa... no te preocupes ―la tranquilizó Jamie e hizo una mueca―. Hoy el señor Santemo se divierte con su nueva noviecita.

Tamy J. rodeó el auto y se acomodó en el volante. ―¿Su nueva noviecita? ―se rio, la divirtió mucho la cara que puso Jamie cuando hizo ese comentario.

Jamie la miró. ―Es una modelo, tiene mi misma edad... veinticuatro años, es... es una niña prácticamente. Bueno, ¡para él lo es!

Tamy sofocó una risita divertida. Luego puso en marcha el vehículo y se inmergió en el tráfico nocturno, directa a la mansión Santemo. ―¿Y eso te molesta? Tu padre no demuestra la edad que tiene... es bastante...

―No digas más... ―Jamie la silenció e hizo una mueca de asco―. Igual no me importa, esa "relación" no durará mucho... ¿Y tú? ¿Tienes... novio? ―centró su mirada curiosa en la chica al volante.

La agente de seguridad frenó de pronto dado que estaba a punto de chocar con el vehículo que se detuvo delante de ellas por el concurrido tráfico.

―Perdón... ―se disculpó al ver que Jamie casi se cae del asiento―. Con este tráfico llegaremos mañana.

―Has inversión, tomaremos otra vía... te guío yo.

Tamy la miró por un momento y, dado que Jamie parecía muy segura de lo que decía, obedeció. Hizo inversión y siguiendo las indicaciones de la otra tomó una carretera bastante desolada.

―Ahora dobla a derecha ―dijo Jamie y acomodó su espalda en el asiento mientras cerró los ojos ya que todo a su alrededor daba vueltas―. No respondiste a mi pregunta.

Tamy sonrió sin apartar la vista de aquella carretera silenciosa y oscura. ―¿Cuál era la pregunta?

Jamie abrió los ojos y los centró en su guardaespaldas. ―¿Tienes novio? ¿Estás frecuentado a alguien?

La agente se aclaró la voz. ―No es fácil mantener viva una relación cuando todo tu tiempo lo dedicas a tu trabajo...

―Dobla aquí... ―Jamie señaló un callejón empedrado a pocos metros.

Algo le decía a Tamy que aquella vía que estaba siguiendo no la conduciría a la mansión Santemo, sin embargo, obedeció sin hacer preguntas y tomó el callejón empedrado que le indicó la otra.

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