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Durante la mañana se levanta,
Con su corazón ceñido en esperanza,
Plegarias y rezos en su latir,
No busca, no pide, no se compromete, pero quiere que de gratis la hagan feliz.

Es única, sin ser perfecta,
Lo sabe, lo siente,
Lo tiene siempre presente,
Aunque no lo muestra en su careta.

Su pelo rojo fuego,
Su nariz de espada,
Su mirada de Santa,
Y su cuerpo de diabla,
El arma perfecta,
Es letal, audaz, inteligente, pura maldad,
Pero quién no quiere eso en una mujer,
Quien no quiere un querer,
Haciendo una inversión de tiempo,
Solo dando pasión y amor,
Demostrando con hechos,
Que ella es la razón,
Por la cual haces votos,
En la iglesia de su alma,
A las puertas de su corazón.

Poesía hecha en casaWhere stories live. Discover now