Eleanor casi se rió con malhumor, era dolorosamente obvio el estrés que tenía, ni siquiera el llorar aliviaba sus malestares. Estaba llegando a su límite, sabía que el intentar complacer a todos la estaba poniendo en un camino que ya no tenía retorno.

Entre lo que debía y quería hacer estaban los caminos totalmente opuestos, dividida entre tantas obligaciones y por supuesto, su misión. Le preocupaba todo, el único momento en donde sintió paz fue el pequeño fin de semana que tuvo con Bill Weasley hace una semana. Y ahora, tampoco podían verse mucho porque el trabajo la estaba absorbiendo... Y Harry, también.

Su sobrino no se había despegado de ella desde que arribó al Grimmauld Place.

En un día sería su juicio, algo que también había hecho a Eleanor explotar por supuesto, no tenía humor ni cabeza para soportar a Dumbledore y a su estúpido miembro de la orden, Mundungus Fletcher.

Nadie la había detenido de gritarle y casi lanzarle una maldición al hombre por abandonar antes de lo debido su puesto, la mayoría en el cuartel parecían de acuerdo con ella y con su ira. Incluso Severus Snape, él parecía encontrar satisfacción en las inconformidades de Eleanor y Sirius pero pudo notar un pequeño cambió en su mirada cuando ella le estaba gritando a Mundungus.

La joven no dijo nada (como ya estaba acostumbrada) solo pasó sus dedos entre su cabello azabache que ahora ya llegaba un poco más debajo de sus hombros. Soltó un profundo suspiro mientras sus ojos se cerraban antes de reincorporarse, cerró la perilla haciendo que el flujo finalmente se detuviera.

Estoy bien.

Se repitió más para ella misma que para tranquilizar a la sanadora.

Iris no parecía conforme con eso, puso una mano sobre su hombro de manera cálida y reconfortante. La mujer solo era un año menor que Sirius y Remus, solo once años mayor que Eleanor y aún lograba sacar su lado maternal con ella. Le recordó un poco a Molly Weasley, la manera en que su toque podía brindarle una sensación hogareña que no había sentido en varios años.

—Eres muy joven. —Iris le dijo con suavidad, su mirada marrón se mantuvo sobre la de ella—. Está bien explotar algunas veces... Si yo tuviera la misma carga que tú tienes desde hace tantos años, lo hubiera hecho hace mucho tiempo. Quizá cada quien tiene una lucha interna, pero Eleanor, tú eres alguien que de verdad ha vivido un infierno. —ladeó una sonrisa amargada.

—Dime algo nuevo. —musitó Eleanor apretando los labios su mirada continuaba cabizbaja, comenzando a cansarse de lo mismo.

Iris arrugó la nariz ligeramente y le dedicó una mirada comprensiva.

—Lo que quiero decir es que estás en tu derecho a mandar todo a la mierda y nadie puede decirte lo opuesto, ni juzgarte.

—¿Ese es tú mejor consejo como sanadora?

Eleanor la miró finalmente, encontrando sus ojos marrones ya analizándola. No era mordaz, su tono fue más exhausto y tratando de seguir siendo amable, como siempre.

—Es mi consejo como mujer y amiga, si gustas verlo así. —la sanadora le palmeó el hombro izquierdo suavemente, sabiendo que el dolor seguía en el derecho.

Y tomó su bolso para salir.

La joven Potter solo la observó irse, la esquina de su labio se curvó hacia arriba. Últimamente, a Eleanor no le venían mal las nuevas amigas.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 08, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Warrior ⟶ b. weasley ¹ (EDITANDO) Where stories live. Discover now