Capítulo 125: Las formas de la primera ola

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–Bueno, supongo que la actividad es un buen ejercicio –ofreció Hermione tentativamente– Probablemente mejora la postura, la agilidad, cosas así.

Draco intervino, más para responder al insulto de Ron hacia Slytherin que para defender a Harry, pero tenía que estar de acuerdo con Hermione.

–Nadie batalla como lo hacía antes. Retrocedamos veinte, treinta años o más, la esgrima y los duelos eran enormes. Cada casa en Hogwarts tenía un club de duelo, y casi todos los sangre pura que venían aquí habían aprendido esgrima en casa. No ha sido así en años porque ya nadie está interesado. Las personas que conozco que toman lecciones de esgrima, o que practican con regularidad, en realidad lo hacen por el ejercicio. Realmente es un deporte bastante exigente, tanto mental como físicamente.

Draco era el único en la mesa que había tenido alguna experiencia real con la esgrima, ya que había estado tomando lecciones privadas en casa desde que tenía cinco años. Incluso tomó lecciones después de comenzar en Hogwarts, cuando estaba en casa durante los veranos. Estaba bastante seguro de que su observación de que la esgrima implicaba un esfuerzo mental aseguraba efectivamente que ninguno de los demás estaría ansioso por emprenderla. Ron le dio a Draco una mirada divertida y se puso de pie para regresar a su sala común. Neville, quien había tenido una o dos lecciones de esgrima cuando era niño y no tenía ninguna aptitud para el deporte, asintió a Draco y se fue con Ron.

Harry les sonrió a Hermione y a Draco.

–Gracias por eso. Siento lo de tu grupo de estudio, Mione, pero se lo prometí a Severus. Al menos sabes que estoy mejorando mi concentración y postura mientras trabajo en mi esgrima.

Estas sesiones de los jueves por la tarde requerían más concentración y resistencia de lo que Harry recordaba que requerían estas lecciones el año pasado.

Severus estaba más motivado que de costumbre, pensó Harry, ya que su ultima hora de práctica llegó a su fin hace varias semanas. Harry siempre había disfrutado el proceso de tener su cuerpo en la posición correcta, y la cercanía de Severus mientras demostraba exactamente cómo se debía hacer cada movimiento específico. Eso no había cambiado, pero ya no era la experiencia totalmente sensual que había sido. A Severus le parecía que realmente le importaba si algo andaba mal, y no había sido así antes. En realidad, Harry se dio cuenta con una oleada de vergüenza, la aspereza y urgencia de la lección lo excitaba sorprendentemente.

Mientras tomaba un sorbo de jugo de calabaza y esperaba recuperar el aliento esa tarde (mientras deseaba que el signo de su excitación se suavizara), Harry miró de cerca el rostro de Severus, temeroso de que el cambio de tono de esta sesión de práctica fuera una señal de algún cambio más grande o más profundo en su relación. Nada en la conducta de Severus sugería que algo estuviera mal, e incluso su rostro y esos ojos extraordinarios no revelaban nada. Severus notó el escrutinio, y con solo un elegante alzamiento de la ceja, invitó a Harry a explicar.

–Um, uh... Severus, ¿pasa algo? ¿Estás molesto conmigo? –Aventuró Harry.

Severus parecía genuinamente perplejo por la pregunta.

– ¿Por qué en nombre de Merlín piensas eso? –fue todo lo que pudo ofrecer en respuesta.

–Me encantó la sesión de práctica, no me malinterpretes, pero esta fue diferente de lo que estábamos haciendo el año pasado. No sé, es difícil señalarlo, pero... simplemente diferente –Harry no estaba particularmente orgulloso de esa explicación, y medio esperaba una respuesta fulminante de su compañero vinculado, ya sea por la explicación inarticulada de su preocupación, o porque el hombre mayor de alguna manera reconoció los signos de la vergonzosa erección de Harry.

La Piedra del MatrimonioOù les histoires vivent. Découvrez maintenant