Invitación a la gala benéfica

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Venecia, 2016.

Alessya Lombardini

Salgo del trabajo junto a mi mejor amigo Dante rumbo a la casa de mis padres, los visito cada que puedo debido a mi trabajo, soy doctora así que ya sabrán que mi tiempo es escaso hasta para mí, me monto en el auto de Dante que al igual que yo es médico así que me dará un aventón hasta la casa de mis progenitores, por lo que vamos charlando en todo el camino de cómo nos fue durante nuestras jornadas, teníamos dos día consecutivos trabajando y el cansancio es notable en nuestras caras pero aun así quise ir a ver a mis padres (Dando el hecho de que casi me han obligado a ir).

Si no es aguantarme otra semana a mi madre llamando a mi celular y dejando mensajes a cada tanto para saber de mí y no me mal entiendan amo a mi madre pero a veces puede llegar a sobrepasar el límite de la intensidad y no puedo estarle atendiendo cada que ella quiera mi trabajo es primero.

10 minutos después estoy bajando del auto de Dante la casa de mis padres está afuera de la ciudad a 5 minutos, pero dado el tráfico nos tardamos el doble de lo acostumbrado.

Aun no entiendo porque decidieron vivir fuera de la ciudad.

toco la puerta y escucho unos pasos acercarse, al instante se abre la puerta dejando ver a una mujer con algunas arrugas adornando su rostro, la veo sonreír con alegría al verme y es inevitable no hacerlo también.

- Mi niña que gusto verte - Me abraza- pero mira qué cara traes, te ves agotada - Dice separándose de mí,

Suelto un suspiro.

-Estoy bien Nana no te preocupes – sonrío levemente - tuve doble turno, pero nada que un par de horas de sueño no arreglen - Digo acariciando su cabello - ¿y mis padres? - Pregunto entrando a la casa y cerrando la puerta detrás de mí.

-En el jardín cariño – me toma de la mano, para atravesar toda la sala – tu madre está ansiosa por verte - Asiento y me suelto de su mano para llegar hasta el jardín.

Me detengo en el marco de la puerta mirando como mi madre ríe por algún chiste malo de mi padre, sonrío al ver la mirada de mi padre todo lo que sus ojos reflejan es amor por mi madre y es ahí donde pienso—¿porque no tengo un amor así? —A mis casi 26 años de edad todas mis relaciones (que solo han sido pocas) ninguna ha sido como el amor que se tienen mis padres, y sé que ese tipo de amor solo se encuentra uno en un millón y les toco a mis padres y eso me hace feliz.

Sacudo mi cabeza saliendo de mis pensamientos y camino hasta donde se encuentran mi padre, al verme se levanta y abre sus brazos envolviéndome en ellos en un fuerte y caluroso abrazo, el cual le correspondo feliz al separarme de él. Toma mi cara entre sus manos y me mira fijamente para luego fruncir el ceño.

—Pequeña, que cara traes pareces un zombi — Sonríe Divertido, le doy un pequeño golpe en el hombro.

—Ja - ja -ja, muy gracioso papá— Le saco la lengua —Acabo de salir de mi trabajo tuve doble turno así que ya sabes — Hago un ademán con la mano.

Un carraspeo nos hace voltear la mirada y ver a mi madre de brazos cruzados con fingida molestia.

—¿Y a tu madre no la piensas saludar o es que ya te olvidaste de mí? -—Dice limpiándose una lagrima inexistente.

—Mami — Voy hasta ella riendo divertida, abrazándola fuerte a lo que ella se queja, pero igual ríe y me devuelve el abrazo. – como olvidarme de ti, si revientas mi teléfono a cada segundo del día -Bromeo divertida

-No me hagas darte unas cuantas palmadas en ese trasero jovencita—me señala con su dedo índice y su otra mano en la cadera - Qué gusto verte cariño — Dice acariciando mi cabello — ¿cómo estuvo tu día? Ven vamos adentro y así te quedas a cenar con nosotros— Añade rápidamente, a lo que asiento y caminamos los tres juntos al comedor de la casa.

Deseo por un italiano (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora