Capítulo 9

Mulai dari awal
                                    

—A veces siento temor con el embarazo… Que algo salga mal.

—No deberías pensar eso, Cate —le contestó él acariciando su mejilla—, eres saludable, no tienes por qué presentar problemas.

—Eres médico, si alguien puede saberlo eres tú —añadió todavía asustada.

Isabella y Pablo interrumpieron su charla. Llegaron tomados de las manos y advirtieron que Bruno tenía a su lado una de las cajas. Bella principalmente observó los paquetes con el ceño fruncido:

—¿Qué es eso? ¿Es para mi hermana?

—Chiara ya tiene una cuna —respondió Bruno evasivo.

—Es para mí —dijo Cate, asumiendo la verdad frente a la pareja—, para mi hijo. Estoy embarazada; esa es la verdadera razón por la cual estoy aquí.

Bella no se lo esperaba, sus expresivos ojos se centraron en Bruno, como quien lo interroga buscando alguna respuesta. Creyó que su hermano tenía algún interés en Catarina, pero embarazada… Fue Pablo quien primero la felicitó, y luego Isabella se unió a la congratulación, pero estaba bastante desconcertada.

—Por favor, Pablo, ¿me echas una mano con estas cajas? —le pidió Bruno.

El chico no se hizo de rogar y de inmediato lo ayudó. Cate se quedó a solas con la jovencita que aún no se había recuperado de la noticia.

—Te tomó por sorpresa, ¿verdad? —le comentó Cate pasándole el brazo por su espalda.

—No lo esperaba —reconoció—. Creí que la lesión…

—No tengo lesión alguna, solo estoy embarazada y he manejado el asunto con mucha discreción, pues el padre no lo sabe.

—¿Rudolph?

Ella asintió.

—Tengo mis motivos para no decírselo. No es una buena persona y prefiero llevar adelante esto yo sola.

Se sentaron en el salón, y Bella puso en orden algunos de sus pensamientos.

—Creí que mi hermano y tú… —No fue capaz de concluir la frase.

—Bruno sabe la verdad desde hace unos pocos días; me siento aliviada de que la conozca y de contar con su amistad.

Bella no cuestionó nada de lo que se le decía. La palabra “amistad” era clave, aunque intuía que a su hermano no le parecería suficiente.

—Puedes contar conmigo para lo que necesites, Cate —le ofreció la dulce Bella con una sonrisa.

—Lo sé, muchas gracias, Bella.

Cate suspiró. Se sentía más aliviada de haber dicho la verdad. Era probable que, para Isabella con su juventud, el asunto del embarazo fuera más difícil de comprender y de aceptar en paralelo con una relación con Bruno; pero todavía no existía relación realmente, y lo que no podía ocultar por más tiempo, era a su hijo.

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