Capítulo 45: Sed de sangre.

Start from the beginning
                                    

—Espera aquí —dijo, como si tuviera otra opción.

No estaba segura de cuantas horas habían pasado, pero mi vejiga comenzaba a molestarme. Hice una mueca, sintiéndome más incomoda que nunca en mi vida. Yo no tenía por qué pasar por estas cosas. ¡Quería volver al castillo y poder ir al baño cuando yo quisiera!

Comenzó a comunicarse con los vampiros que estaban en la parte delantera. Ellos se estaban negando, pero Barret dijo que él se encargaría si algo pasaba. Por supuesto, él temía que fuera a escapar, pero no era como si tuviera un plan...

Que él pudiera saber.

—Bien, voy a dejarte ir al baño, estamos en una gasolinera y ya comprobé que no hay nadie cerca. Escúchame con atención, porque no voy a repetirlo. Un solo paso en falso que des y me encargaré de que sufras mucho, así que no te la des de lista. ¿De acuerdo?

Asentí con solemnidad. De inmediato sentí que la burbuja explotaba, aunque en cierta forma no había desaparecido del todo. Por supuesto, él aún debía encargarse de reprimir mi presencia. Si Donovan Black llegaba a tener una simple pista de nuestra localización y todo acabaría para ellos.

—No hagas nada sospechoso.

Mi vista volvió, lo que confirmó lo que antes había percibido. Me ayudó a bajar, tomando mi mano. De hecho, fue un gesto muy natural en él, lo que me extrañó. No eran simples modales, su actitud por un momento fue como la de...

Un sirviente, cuando mínimo.

Apenas mis pies tocaron el suelo, se apartó como si recién notara sus propios gestos. No dije nada, dejándolo unos pasos tras de mí.

Volteé mi vista hacia atrás, como si estuviera verificando que él me estaba siguiendo, cuando en realidad mi vista se posó en nuestro medio de transporte. El camión de coca cola estaba completamente vacío y sus pasajeros eran vampiros y una humana. La mirada de Barret sobre mí era amenazante, como si quisiera darme una advertencia.

Una que ignoraría sin dificultad.

Mi vista vagó por el lugar disimuladamente, pero no conseguí nada que indicara donde estaba ni a dónde nos dirigíamos. Si existía alguna señal, Barret se encargó de hacerla desaparecer. La magia fluctuaba a su alrededor, esperando ser utilizada.

Por primera vez en mi vida, conocí lo que era la envidia. Si pudiera utilizar la magia, nada de esto estaría pasando.

—Ni siquiera lo pienses —Amonestó cuando me miró.

—No estoy haciendo nada, paranoico.

—Bien.

Él tenía razón, no había nadie a la vista. No podía pedir socorro a nadie cercano. Aunque estaba segura de que él tampoco se arriesgaría. No cuando era una misión tan peligrosa. Un paso en falso y todo acabaría, tanto para ellos como para mí.

—No planeas entrar conmigo. ¿O sí? —pregunté al no verlo detenerse en la puerta del baño de la gasolinera.

—No puedo quitarte los ojos de encima.

—Eso es asqueroso, incluso para ti, Barret. ¿A dónde podría ir? Me atraparías en un segundo. No seas un pervertido.

Frunció el ceño ante mis palabras, pero terminó por asentir. No se sentía muy cómodo con sacarme la vista de encima.

Y tenía razones. No necesitaba decirme cuáles eran sus preocupaciones. Había pasado el tiempo suficiente conmigo como para saber que era una persona impulsiva. Tampoco podía ignorar mi espíritu de lucha, el cuál no cerró el pico desde el momento en que puso sus manos sobre mí.

Donovan Black (Trilogía monarca I)Where stories live. Discover now