Capítulo 2

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Al día siguiente tal y como dijo Vox, él acudió a la casa de Alastor a primera hora del día, cuando la mañana no era demasiado joven pero tampoco era tarde, simplemente en el limbo de ambos. Golpeó la puerta un poco con sus nudillos y en respuesta lo recibió un desaliñado demonio, con el cabello revuelto y aún en piyama, bostezaba de vez en cuando, lo miró luego de pasarse las manos por el rostro.

¿Sigues en fachas?, — Preguntó Vox sin siquiera haber saludado. — Te vez algo, extraño. — Siendo el demonio radio un símbolo de la perfección para Vox este no se esperaba poder verlo de esa forma tan poco agraciada.

Buenos días a ti también. Son las seis treinta. — Respondió Alastor intentando hacer que su contrario notara el problema. — Mi reloj despertador suena siempre a las siete en punto. — Volvió a bostezar.

Siempre es mejor estar activo desde las primeras horas del día. — Alastor solo rodó los ojos, luego se volvió adentro de la casa dejando la puerta abierta para que Vox pasara.

¿Deseas beber algo?. Por ahora tengo solamente leche, aunque si deseas puedo prepararte café o avena caliente. — Ofreció el demonio pasando de largo hasta la cocina, ahí se sirvió agua y bebió para recobrar la claridad de su voz y empezar a despabilarse.

Por ahora agua está bien. — Y exactamente la tomó del mismo vaso que Alastor, esperando poder obtener un maravilloso beso indirecto. — Por cierto, — Recordó una carga que llevaba sosteniendo en su mano, era una bolsa plástica. — Traje una caja con pasteles de chispas. — Aquellos que Alastor repudiaba por ser una combinación de cremas y azucares sumamente dulce pero que también comía de vez en cuando por tener un sabroso y brillante relleno de sabor fresa.

Entonces necesitaremos café para acompañar los pasteles. — Se dio cuenta el demonio radio, colocó entonces una tetera con agua al fuego de la estufa. — Mientras tanto, subiré a darme una ducha. Espero y al menos no te ofendas si te dejo aquí, tú tienes la culpa en parte. — Lo señaló con la mano. — Mira que venir a estas horas. — Se quejó y siguió quejando hasta salir de la cocina y subir al segundo piso para asearse.

Vox en tanto, quedándose solo decidió empezar a comer de los pastelillos que había traído. Mientras comía se dedicó a mirar los mensajes acumulados en su teléfono celular, algunos de Lucifer, uno de Tom Trench y más allá de cualquier otro, decenas de mensajes de voz de Valentino. Todos y cada uno hablando con el mismo tono molesto e infantil, donde preguntaba a Vox si volvería pronto a casa a pesar de que acababa de irse y también si llevaría algo de cenar o él tendría que ordenar a alguien que le preparara comida, simplemente cosas triviales que molestaban mucho a Vox, se limitó a escuchar los mensajes y después los ignoró, como si no hubieran existido.

Lucifer le daba los buenos días seguido de un sticker relativo a ello, él contestó de igual forma. Finalmente, Tom Trench, le preguntaba si estaba bien si hacían un reemplazo en la sección del clima del noticiero debido a que el presentador se lo había comido una bestia carnívora voladora, Vox respondió que si, Tom respondió enviando una cara sonriente. Entonces, exceptuando la pila interminable de pendientes en la oficina él estaba libre para centrarse en su amado Alastor.

Dejó de ver su celular hasta que el silbido del agua hirviendo en la tetera de la estufa se hiciera presente, entonces se levantó y preparó el café para él y para Alastor. De la manera tradicional, moliendo los granos de café personalmente, le parecía una perdida de tiempo pero sabía que debía hacerlo de esa manera ya que si no su amado no lo aceptaría y claro que intentó engañarlo varias veces en el pasado, dándole café simple e instantáneo, el resultado de esto fue que Alastor lo bebiera pero que dejara el demás como ofrenda para los cuervos.

Latidos sintonizados. (Vox X Alastor). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora