𝟑𝟒 | 𝐀𝐍𝐃𝐑𝐎́𝐌𝐄𝐃𝐀.

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— Tommy, aunque fuera a tus espaldas, yo jamás te engañaría, ¿sí? Además, es tu hermano. Estoy segura de que lo que menos se le pasaría por la cabeza, es intentar algo inapropiado con su cuñada.

— Bueno, es verdad y ahora con eso que es religioso, supongo que más. Cuídate mucho, no quiero que te pase nada — ella negó. —. También lleva una navaja en tu bota.

— Sí. Lo haré — sonríe.

La muchacha salió y le pidió a Jude que la acompañara a su habitación, como era costumbre, a ayudarla a vestirse.

— ¿Debería llevar pantalones o vestido?

— ¿A quién verás? — preguntó curiosa.

— A mi cuñado, Arthur. Me invitó a cenar.

— Bueno, sí es tu cuñado entonces no deberías vestirte tan extravagante, digo, ¿para qué impresionarlo? Podrías usar los pantalones, se te ven muy bien — sonríe.

— Me gusta usarlos con las camisetas de mi marido — ríe. —, ¿debería?

— Sí, se ve hermosa cuando se viste así. Aunque, podría usar el traje que compró la semana pasada. El negro — recordó.

— Oh, ese es muy lindo, es verdad.

Después de la opinión, se metió al baño y salió con el los pantalones y camiseta.

— Bajó mucho de peso, los pantalones no se le ven tan bien — ríe.

— ¡Oye! — exclamó actuando ofendida.

Finalmente, apareció con el traje y los ojos de Jude se iluminaron.

— ¿Qué le digo? Luce fantástica — asiente.

— El traje será, entonces — sonríe.

— ¿Usará pedrería?

— Solo mis anillos de casamiento y la pulsera que me dio Thomas por mi cumpleaños.

— Bien, vendré en media hora para verla lista — dice emocionada.

— Grandioso.

Después de lavar su cuerpo, Pearl se vistió y arregló su cabello, justo cuando comenzó a maquillarse, llegó su esposo.

— Vaya — susurró. —. ¿Por qué no te pusiste eso cuando fuimos a cenar por nuestro aniversario?

— Porque lo compré la semana pasada — sonríe. —. ¿Me veo bien?

— Te ves increíble, aunque creo que es demasiado para solo ir a ver a Arthur.

— Es sólo un traje. Deberías preocuparte si uso pedrería y un vestido elegante — bromea. —. Me parezco a ti, ¿no crees? Ahora podría salir a la calle y la gente temerá de mi — él sonrió.

— Solo quería decirte que luces magnífica, vine porque me dolieron los ojos, así que dormiré un rato.

— Seguramente cuando llegue ya estés despierto de nuevo. Arthur no vive cerca.

𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙢𝙖𝙟𝙚𝙨𝙩𝙮 ; thomas shelby Where stories live. Discover now