—Oh, claro que sí. —Niall cambió su semblante molesto, por uno divertido rápidamente, algo nuevo captando su atención, algo nuevo que probablemente no iba a ser del agrado de Harry. —Cada vez que entra a la habitación eres como esa pequeña polilla buscando su luz, o sino, haces lo de recién, mirarlo con la boca abierta y babeando sobre su culo.

—¡Yo no hago eso! — Dejó las arvejas sobre la olla, alzando una mano y apuntando a Niall. —Definitivamente no hago eso.

—Oh, querido, no te preocupes —Niall se burló, empujando su mano fuera de su cara. —Louis hace lo mismo. Hace esta cosa de burlarse de ti todo el tiempo para que tu atención sea suya, es como un niño pequeño.

Harry lo miró sorprendido, una sonrisa asomándose entre sus labios.

— ¿En serio?

— Sí, siempre te mira, además, el otro día me preguntó cómo te veía, si estabas cómodo. —Harry rio nervioso, desviando la mirada hacia Louis.

—¿Hizo eso?

— Joder, sí que estás metido.

Y Harry no le respondió.

Primero, porque no quería negarlo, y segundo porque Louis lo había visto en la distancia, guiñándole un ojo.

Así que decidió algo después de las palabras de Niall, decidió algo que iba a hacer esta noche.

Porque esa noche, las prendas se deslizaron de su cuerpo lentamente, empezando por dejar sus botas entre los barriles, después sus pantalones, su chaqueta azul, y así fue sucesivamente desvistiéndose, sus ojos revoloteando sobre la puerta que guiaba hacia la trampilla que guiaba a sus compañeros hasta el agua con suaves olas. Tomó una profunda respiración, llenando sus pulmones del delicioso olor a mar del cual nunca se aburriría y amarró la típica cuerda que ocupaba para subir después de su chapuzón.

Tarareó suavemente el ritmo de una canción, susurrándola con cariño cuando miró la puerta que guiaba al cuarto de su capitán, sabiendo que en cinco minutos empezaba su guardia. Alzó los brazos sobre su cabeza y concentró su vista sobre el agua, la emoción y el cosquilleo en sus piernas empezando a expandirse por todo su cuerpo y saltó.

Y ese sentimiento del frío calando sus huesos, la caricia del oleaje sobre su piel y el mar dándole la bienvenida, nunca iba a ser menos emocionante, no importaba cuántas veces lo hiciera. Abrió los ojos bajo el agua, aún sin que se acostumbraran a la oscuridad y dejó que la sensación del cambio lo rodeara.

Sacó su cabeza fuera del agua, sus ojos automáticamente fueron a la cubierta del barco y aspiró con suavidad, la mirada esmeralda deslizándose sobre un cúmulo de rocas más allá y sonrió, con un plan formándose en su mente nadó hasta ellas.

Louis ya caminaba por la cubierta, y sus manos estaban detrás de su espalda mientras miraba hacia el agua con la esperanza entre sus entrañas. Una esperanza que no sabía de dónde provenía.

Se inclinó sobre la baranda y recorrió con sus ojos la amplia extensión del mar.

Tarareó a la nada, tratando de que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad para que su búsqueda fuera exitosa, buscando algo que parecía intangible en su mente. Estuvo esperando unos minutos, cada uno de ellos construyendo una extraña ansiedad en su pecho, hasta que sucedió.

The Weight of The Water (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora