Capítulo treinta y cuatro. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Una ancha sonrisa salió de los labios de aquel que enternecido tomaba fotos del momento, recargada ligeramente contra la barda que limitaba el malecón Magdala se posaba tímida ante la lente fotográfica.
Una rafaga de fotos fueron tomadas por el rubio que caminaba lentamente mientras no dejaba de fotografiar a su novia, llamaba la atención de algunos ver a un rubio deleitarse y plasmar la belleza de su pareja, y más fue sorpresa cuando algunas cuantas personas reconocieron al sangre pura.

Ninguno de los dos se había percatado de que habían sido captados por un celular discreto donde no solo mostraban su cercanía sino ese beso pequeño que el rubio había depositado en los labios de su amada.

— ¿Tom? —Una voz interrumpió a la pareja que recién de acercaba, el mencionado había acortado la distancia entre él y su novia con la intención de mostrarle las fotografías que había hecho. Los ojos azules de aquel se alzaron al igual que los marrones para observar al portador de esa voz.

Una mujer de piel blanca y cabello ondulado miraba con alucinación al actor, parecía sorprendida.

— ¿Kate? —Preguntó dudoso el rubio al reconocer a la persona que estaba frente a él.

Kate Wilson, una mujer sumamente amable y agradable que había conocido y de quien se había hecho amigo, una mujer que dejó de ver desde hacia casi ya cuatro cuando esta decidió viajar a otro continente como medida de su retiro espiritual.

— ¡Esa misma! —Respondió con entusiasmo, Tom se acercó con efusividad para abrazarla a forma de saludo siendo correspondido en cuestión de segundos. Moa sonreía con una peculiar alegría, se le había contagiado el buen humor de ambos al reencontrarse.— ¡Mírate nada más, sigues igualito!

Una carcajada salió de los labios de aquel que negaba con la cabeza.— Me gustaría decirte lo mismo.—Burló.— Haz cambiado, el viaje te sentó demasiado bien.

— Ya lo creo. —La caucasica dio un movimiento con su mano echando hacia atrás su cabello a modo de gesto vanidoso. Los ojos de las mujeres se encontraron recibiéndose ambas con agradable simpatia.— ¡Hola, soy Kate!

— Moa.—Se presentó la morena.

— Que lindo nombre. —Halagó consiguiendo el agradecimiento de la morena, pronto los orbes de Kate viajaron a los zafiros de Tom que le veía aún fascinado.

— ¿Hace cuanto que llegaste? ¿Tienes tiempo en la ciudad? —Preguntó interesado el sangre pura, le emocionaba ver a una vieja amiga.

— No, para nada, recién llegué esta semana ¡Y vaya que muchas cosas cambiaron, aunque algunas no tanto! —Una ancha sonrisa delataba felicidad en los labios de aquella.— ¡Por cierto felicidades, Tom!

La felicitación de la mujer tomó por sorpresa al rubio quien confundido alzó una ceja dejando escapar una risilla al no entender a que se refería y no era el único, Moa pensaba en que se había ella dejado pasar algo que ameritara una felicitación pero no, nada llegaba a su mente.

— ¡Ya sabes, por el bebé, por el embarazo!

La pareja se sorprendió ante la razón permitiéndose intercambiar unas miradas, el cuerpo de los adultos se estremeció.

¿Tan gorda me veo?” Fue la pregunta que predominó en los pensamientos de la mujer morena, mientras que Tom simplemente no pensaba nada de lo pasmado.

— Recién llegué y me enteré del nacimiento y dije “¡Sabía que pasaría! Tenía razón” —Explicó con felicidad.— Sabía que tú y Jade terminarían juntos, en verdad me alegro demasiado por ustedes.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Where stories live. Discover now