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Ya había pasado un año desde ese acontecimiento y Shibuya seguía siendo un infierno que no quemaba porque era frío, era calmado, sereno, pero congelaba, estremecía el cuerpo con solo verlo de lejos, dolía, apretaba el corazón y hería. Por lo que cuando pasaron por ese cráter que marcaba la clara evidencia de la destrucción de ese treinta y uno de octubre Megumi hizó el rostro hacia un lado, evitando ver a toda costa las consecuencias de sus actos estúpidos, invocar a Mahoraga por un oponente que no valía la pena había sido el peor error de su vida que había desembocado una masacre por el ser más cruel existente en la tierra.

Un ser cruel que aun así le había salvado a costa de la vida de tantas personas inocentes.

Itadori y Megumi estaban tensos pero pudieron respirar cuando rodearon el cráter y se refugiaron en medio de las áreas que estaban en reparación, muchos edificios destrozados que esperaban ser restablecidos cubiertos por lonas y cintas amarillas con la palabra Peligro para que nadie se acerque.

Yuuji lo arrastró a uno de los pequeños negocios abandonados para buscar comida y bebidas, fueron hacia los congeladores desconectados y el castaño se puso a revisar las fechas de caducidad y demás mientras Fushiguro le esperaba apoyado en uno de los estantes con sus brazos cruzados.

El castaño llegó sonriendo con unas frituras y unas botellas de jugo en los brazos que le paso al pelinegro mientras buscaba algunos centavos en su pantalón y los dejaba en el mostrador para después salir del local y arrebatarle de las manos a Fushiguro lo que había escogido para él.

- No deberías comer eso, puede estar dañado - dijo. Observando con cierto repelus la funda de frituras que Itadori le brindó - Vas a terminar en el baño seguramente.

- Ya los revise y además tengo un estómago muy fuerte - el castaño rió yendo a sentarse a una banca que limpió con una mano y abrió la funda de frituras, palmeó el espacio vacío invitando al pelinegro a sentarse a su lado - he comido cosas expiradas muchas veces, incluso con varios meses caducados y nunca me pasó nada de nada.

Megumi se rió y se sentó al lado del castaño. A pesar de su negación inicial abrió la funda de papas fritas y empezó a comer oyendo la sonora forma de masticar del mayor, las papas crujieron en cuanto se encontraban con sus dientes pareciendo un niño comiendo con apuro en comparación del azabache que masticaba con sutileza apenas y escuchándose el crujir del alimento en su boca.

- Entonces.. - habló el castaño limpiando los residuos de comida en la comisura de su boca con la manga de su uniforme, mirando hacia el frente - ¿me podrías decir tus razones?

Megumi paró de comer deteniendo el camino de su mano hacia su boca. Confundido, le volteó a mirar sin recibir una sola mirada del castaño.

- ¿razones de que? - preguntó - ¿a que te refieres?

- Tus razones para matar a Sukuna, por supuesto - y sus ojos se expandieron ante ello, la expresión de Itadori no decía nada, absolutamente nada. Estaba tranquilo mirando hacia el frente mientras Megumi se incomodaba inevitablemente por su pregunta - Quiero saber cuales son tus motivos para matar a Sukuna.

- ¿A-acaso no es obvio? - se limitó a decir con su voz temblorosa, apretando el envoltorio de aquella comida chatarra entre sus manos
- Sukuna es una amenaza, lo mejor para todos es que deje de existir.

- Sabes que no soy de presionarte ni nada pero no quiero que me digas el discurso fabricado usado por todos. Yo quiero tus razones, los objetivos que quierea cumplir con esto, quiero saber porque quieres eliminar a Sukuna.

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