Capituló 1.

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Una semana había pasado desde el funeral de sus padres, ninguno había querido hablar y mucho menos convivir como lo hacían comúnmente, solo estaban encerrados y sufriendo en silencio. Sukuna había querido iniciar una conversación en un día de cena, pero la cara cansada de su hermano menor y esas grandes ojeras bajo sus ojos lo detuvieron, no podía iniciar una conversación como antes, no le diría "¿Cómo estas? O claro veo que estás mal, yo también" sería estúpido y tonto de decir, y otra cosa no se le ocurría, él no era el mejor iniciando conversaciones, incluso se podía decir que era pésimo para hablar, el que iniciaba siempre era SU Yuuji.

Ojalá todo volverá a la normalidad.

Ese era el pensamiento de Sukuna en todo momento, quería que su hermano sonriera como lo hacía siempre, necesitaba esa dulce sonrisa que lo alegraba grandemente, las caricias en sus cabellos que su hermanito siempre le brindaba para regalarlo, necesitaba todo de su hermano y no sabía como regresarlo. Si pudiera, cargaría con el dolor de Yuuji, solo para ver nuevamente ese brillo hermoso en sus ojos cada vez que sonreía, sería capaz de sufrir el doble solo para que su hermano no lo hiciera.

Ese día fue como cualquiera después del fallecimiento de sus padres, se despertaban temprano, desayunaban-a veces-, se aseaban y nuevamente volvían a encerrarse en su cuarto a llorar hasta altas horas de la noche. Al gemelo mayor le dolía en el alma escuchar los leves sollozos de su hermano por las noches, varias veces tuvo la necesidad de ir y decirle que todo estaba bien, que él estaría siempre con él y que nada los podría separar, era su necesidad hacer eso, pero había algo que lo detenía a centímetros de la puerta; el miedo. Tenía miedo a que su hermano rechazara su ayuda, que lo corriera enojado y que no volviera hablarle, ese sería el peor dolor que podrían causarle a Sukuna, moriría si su hermano algún día lo dejara o se alejara de él.

Pero ese día quería decirle todo lo que ha estado aguantando por días, ya no sé reprimiría más a decirlo.

Al caer la noche la cena era silenciosa, llena de tristeza y melancolía, las manos de Sukuna sudaban de los nervioso, tenía a su hermano centímetros de él y no podía siquiera decirle lo que sentía, aún temía el rechazo de su hermanito, de su vida entera. Pero no le haría caso al miedo, armo todo el valor que tenía y se dispuso a hablar, solo rezaba por no ser rechazado.

-Yuuji... te quiero.-su voz fue cálida, empezaría por decirle lo mucho que lo quería.

El mencionado subió su mirada al mayor, sus ojitos se hicieron cristalinos y pronto empezarían a salir las lágrimas de ellos, esas palabras eran las que más necesitaba en ese momento y Sukuna se las había dicho.
El gemelo mayor se levantó de su lugar y fue a abrazarlo, un abrazo lleno de sentimientos y apoyo, donde Yuuji se permitió llorar delante de su mayor.

-Me duele en el alma escucharte llorar, si pudiera te quitaría todo el dolor para cargar yo con el. Quiero que sepas que estoy contigo, no tienes que sufrir solo y en silencio, yo estaré contigo para la eternidad, por favor no me hagas a un lado, quiero que superemos el dolor juntos, como hermanos que somos.-Sukuna se había quebrado delante de su hermano, no pudo fingir más que era fuerte.

Yuuji acarició los cabellos castaños de su mayor, con tanto amor que Sukuna sintió lo cálido en su pecho, necesitaba a su hermano, los dos se necesitaban mutuamente, solo que ninguno había querido dar el primer paso, hasta ahora.

-Perdóname hermanito, no quería que te preocuparas por mi y terminé haciéndolo.-la vocecita de Yuuji era la suave melodía de Sukuna, una voz tan angelical capaz de darle una inmensa paz.

Sukuna-quien aún estaba escondido en el hueco del cuello de Yuuji- empezó a dar besitos por la piel acaramelada, besos cariñosos de hermanos, sabía que a Yuuji le causarían carcajadas pues su cuello era su punto débil de las cosquillas.
Yuuji reía animadamente ante los besos cosquillosos que su hermano le brindaba en su cuello, habían dejado las lágrimas a un lado y se permitían sonreír como siempre lo habían hecho, Sukuna estaba feliz de volver a escuchar esa dulce risita que tanto amaba de su hermano, le provocaba tantos sentimientos cálidos en su pecho y unas extrañas sensaciones en él estómago, como si tuviera un zoológico completo en su barriga.

Las cosas se habían calmado, después de una sesión pequeña de cosquillas continuaron con la comida, pero ya no fue algo triste y melancólico, fue más animado y tranquilo, Sukuna contaba chistes sin sentido a su hermano solo para sacarle esas bonitas risitas y Yuuji hacía caras graciosas para igual sacarle carcajadas varoniles a su mayor. Al terminar los dos salieron-por fin- al patio, Yuuji quería regar las rosas rojas y blancas que su madre había plantado a los atrás en el jardín, y Sukuna le daba compañía y arreglaba un poco el césped descuidado del lugar, estaban tan animados, gran parte de su dolor se había esfumado al sentirse nuevamente unidos, y nuevas emociones habían despertado en cada uno de ellos, aún no sabían exactamente la razón de eso, pero se sentía bien, no se consideraba algo malo, solo eran cosas normales de hermanos.

Pero nada de lo que habían empezado a sentir se podía catalogar como "normal", no era normal tener la repentina necesidad de besar a tu hermano, de decirle lo mucho que lo amas y tenerlo entre tus brazos, eso Sukuna lo sabía y aún así ignoraba esa voz en su cabeza que le decía que estaba mal pensar así, porque esta vez había ganado el demonio de un lado al ángel, y no le importaba en lo más mínimo que consecuencias podría traer estos sentimientos, él nunca dejaría de amara a su hermano, no importa si la tierra se parte, o truene, venga algún diluvio o quieran separarlos. Sukuna nunca dejaría de amara a su hermano, más allá del límite permitido.

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⏰ Last updated: Mar 18, 2021 ⏰

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