9. Cinco años, Naipes y Burbujas

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Inspira, con calma, de forma consciente y expira contando los segundos. 

Luis está cabreado. Por supuesto que está cabreado. 

- Entiendo que estés enfadado. 

- ¿Lo entiendes?- la nueva carcajada suena aún más forzada- pues es una suerte, porque yo no entiendo absolutamente nada. 

Aitana se deja caer de nuevo en la silla de cortesía, desinflada. No puede explicarle porque lo hizo. 

No quiere volver a ese lugar oscuro y mezquino, lleno de celos y resentimiento que le hizo actuar de aquella forma. 

- ¿No vas a firmar entonces?

Luis se lleva una mano a la barbilla, como si estuviese considerando una cuestión de suma importancia. 

Finalmente baja las piernas que estaban en la mesa y se inclina hacia ella. 

Es un segundo, uno solo, pero algo de vida pasa por los ojos de Luis que hasta el momento se han mantenido inexpresivos.

- Por supuesto que voy a firmar, no tengo el menor interés en seguir casado contigo. 

Aitana no es tan ingenua para caer en la misma trampa dos veces seguidas. Sabe que Luis solo está soltando un poco más de sedal para pillarla de nuevo desprevenida. 

- Si pido que me envién de nuevo los papeles- empieza cautelosa- ¿los firmarás?

- Los firmaré- asiente serio y después suelta la bomba- en algún momento. 

No la coge por sorpresa en esta ocasión. 

- ¿Cuando?- se esfuerza por mantener la voz calmada. 

-No sabría decirte, me he pasado cinco años sin saber que estamos casados....

Aitana intuye lo que va a decir y su mirada se escapa de nuevo al pisapapeles de la mesa. 

- Teniendo en cuenta que yo no tengo ninguna prisa...quizás necesite otros cinco para asumirlo. 


NAIPES (Las Vegas, Febrero 2022

- ¿Estás seguro de querer hacerlo?- Aitana se muerde el labio arrepentida- mira que después no se puede deshacer. 

Luis coge aire y asiente, decidido. Un reto es un reto y él no es el tipo de persona que se achica. 

Aunque tiene que reconocer que le sorprendió la propuesta de Aitana. 

- Pero no te pases, ¿eh?, algo discreto. 

Ella levanta la mirada del catálogo que el encargado de la tienda ha puesto en sus manos. Levanta una ceja con incredulidad. 

- Me lo está diciendo el tío que tiene un puñetero aviario en el pecho. 

Aunque la idea se le ocurrió al ver un pequeño local de tatuaje mal iluminado, coincidió con Luis en que arriesgarse a una infección no era lo más inteligente, así que accedió a que buscaran un local con una pinta algo más respetable pero se mantuvo inamovible en la condición. 

Un tatuaje para recordar esa noche. 

Como si hubiera alguna posibilidad de que a alguno de los dos se les fuera a olvidar el más mínimo detalle. 

Hasta que vio que Luis estaba dispuesto a seguir adelante. 

En realidad solo había querido conseguir algo de margen de maniobra para convencerlo de que ir a bailar salsa era una buen idea. 

En las pequeñas cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora