Capítulo 1: El inicio

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Todos en el mundo saben que nada está escrito, la vida es impredecible, somos acción y consecuencia, a veces fruto del amor y otras, fruto de la desgracia. Wei Ying no estaba exento, que mayor ejemplo que él para decir cómo ser fruto de la desgracia y consecuencia de las acciones ya sean propias o no.

Él fue acogido por la noble familia Jiang de Yunmeng, y no podía estar más que agradecido, no comprendía mucho al respecto de líderes de clanes o si quiera de lo que era tener poder y eso lo tendría que aprender por las malas, hasta entonces el solo había conocido el hambre y de frio, y se sentía tan afortunado de poder tener un lugar donde no tenga que volver a sentir algo así.

El agradecimiento jamás sería suficiente para Wei Wuxian, él les debía la vida y esa deuda jamás podría ser saldada, él tendría que servirles por siempre.

Jamás olvidaría el día en que Jiang Fengmian, líder del clan Jiang, lo encontró en las calles comiendo restos de lo que parecía una fruta podrida, con palabras gentiles lo llamó por su nombre y le dijo que lo llevaría a su nuevo hogar en Yunmeng, los ojos de Wei Wuxian se iluminaron ante eso, Yunmeng sonaba hermoso y estaba ansioso por conocerlo.

Su antiguo hogar era una casita con una puerta que apenas podía tapar la entrada de la casa, las ventanas rotas y sin cortinas, el frio siempre entraba, pero su madre lo envolvía con su cuerpo al dormir y se olvidaba del frio. Él no era consciente de las carencias de su hogar solo era feliz de vivir con su madre y siempre sonreír para ella. Su madre siempre estaba cansada por el trabajo, todo el día lavando ropa hasta que sus nudillos sangraban y él iba con un paño a tratar de calmar el sangrado, pero era en vano y su madre le decía que comenzaría a sentirse mejor solo cuando su amado hijo sonriera, y Wei Wuxian sonreía con todas sus fuerzas, a veces era agotador sonreír cuando veía a su madre tan cansada, pero si la cura era su sonrisa ¿Cómo podía ser tan egoísta y no hacerlo?

Un día su madre se sintió más cansada de lo usual y no pudo levantarse de la cama con sus últimas fuerzas agarro un papel y comenzó a escribir con lágrimas en los ojos. Le pidió perdón a su hijo. Sin que él pudiera entender la situación, decidió sonreír para ella una vez más, tal vez al día siguiente estaría mejor, tal vez no había sonreído lo suficiente esos días.

El papel que su madre escribió tenía letras extrañas y el dibujo de un loto, pero él no sabía leer. Su madre le dijo que lo entregara a un vecino que el llevaría el mensaje a su destino y así lo hizo. Su madre murió esa misma noche y le dijo que no llorara que sonriera hasta el final, que no lo estaba abandonando y que alguien vendría por él. Terminó quedándose solo en su casa, fue la noche más fría de su vida, no tenía el cuerpo de su madre para envolverlo. Cuando unos vecinos descubrieron la muerte de su madre aprovechando su ausencia lo echaron a las calles dejándolo a su suerte, un acto muy cruel hacia un niño de 6.

Ahora este señor le ofrecía un nuevo hogar ¿Cómo rechazarlo? tal vez él era a quien de quien su madre le había hablado. Con una sonrisa lo siguió, su madre siempre le había dicho que su sonrisa era un reflejo de que después de cada tormenta salía el sol curando todo a su paso y era algo que jamás tenía que perder, amaba a su madre y ella a él y si su sonrisa podía incluso hacer salir el sol él sonreiría hasta el fin para iluminar el camino de aquellos que amaba.

En la residencia de los Jiang estaban un niño probablemente de su edad y otra niña más grande esperando en la entrada, ambos con miradas tímidas y curiosas por el nuevo visitante, ya sabían de su llegada porque su madre no paraba de gritarlo en cada oportunidad que tenía, asustándolos. El señor Jiang preguntó por su esposa, pero los niños con nerviosismo le respondieron que estaba en el salón principal. La niña más grande se acercó a Wei Ying con una sonrisa preguntándole si tenía hambre y acto seguido lo llevo a la cocina con el otro niño siguiéndolos, ellos eran Jiang Cheng y Jiang Yanli.

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