Mi habitación me resultaba ahora bastante vacía después de haber sentido realmente la conexión carnal con alguien. Ahora entendía lo que era estar en brazos de otra persona, sentirse deseada, querida, amada a pesar de que Declan no me amase realmente con su entrega me había hecho sentir mil cosas al mismo tiempo y mis dudas crecían conforme pasaban los días en lugar de aclararse.

¿Cómo era posible sentir aquello con la entrega de mi cuerpo?, ¿Sucedería de nuevo si me entregaba del mismo modo a otro hombre? En realidad no era algo que tuviera presente, ni que me intrigara demasiado, por alguna razón mi cuerpo deseaba a Declan y enardecía con tan solo verle. ¿Por qué mis ojos devoraban su desnudez? Tal vez solo fuera por la falta de ver hombres en mi vida y menos aún desnudos.

Solo era curiosidad. Solo era deseo carnal. Solo era por ser el primer hombre y tal vez esa era la única razón de todo aquello.

Me deslicé en la cama y podía notar su olor en mi piel, haciéndome recordar cada momento. Cerré los ojos y vibré al percibir de nuevo esa sensación mientras mi mente recordaba sus besos recorriendo mi piel. Había sido tan intenso que jamás podría olvidarlo o desecharlo de mi mente.

No supe cuando lo hice, pero en algún momento me quedé dormida entre los recuerdos.

La luz inundaba la casa cuando desperté. Los rizos de la pequeña Lisa revoloteaban alrededor de mi cama mientras parecía jugar con una de sus muñecas sin que comprendiera porqué razón no me despertaba.

—Buenos días —sonreí al ver su inocencia ajena a las perversidades que el mundo le tenía preparado.

—¡Ya estás despierta! —gritó—. Papá me dijo que podía estar aquí si estaba en silencio, pero que no debía despertarte.

Fruncí el ceño extrañada. ¿Por qué no debía despertarme?

—Bueno, pues ya he despertado —fingí que no me sorprendía su confesión.

—¡Bien!, ¿Qué hiciste para estar tan cansada? Papá dijo que debías descansar.

Mis mejillas se tiñeron de rojo automáticamente. ¿Le había dicho a la pequeña que no me despertase porque suponía que estaría agotada después de yacer en su cama?

¿Qué me inventaba yo ahora para responderle?

—Pues...

—¡Lisa!, ¿Qué te dije? —La voz de Declan me sacó de aquella encrucijada y alcé la vista para verle.

Vestía ropa cómoda, nada de esos atuendos elegantes con los que solía marcharse cuando se iba de casa para dejarnos solas.

—¡Pero yo no he sido! —gimió apesadumbrada.

—Ve a jugar a tu habitación, tengo que hablar con Java a solas —respondió mientras Lisa obedecía con cierto enfado en su rostro.

Aparté las sábanas de la cama y me levanté para enfrentarle. Me había colocado una prenda fina de un tejido suave justo antes de acostarme y bajo ella mi cuerpo estaba completamente desnudo, de hecho las únicas prendas que vestía se habían quedado en la habitación de Declan ahora que lo pensaba.

—Lisa no me ha despertado —dije defendiendo a la pequeña por si le caía alguna reprimenda.

Ya le había cogido demasiado cariño a esa niña para ser la culpable de algún castigo.

—Me alegro —sonrió—. ¿Has dormido bien?, ¿Has descansado?, ¿Sientes alguna molestia?

Su preocupación me desconcertaba.

—Estoy... bien —admití finalmente sintiendo cierta palpitación en mi entrepierna y me mordí el labio inconscientemente al recordar la intimidad que habíamos compartido.

Antes de que pudiera reaccionar acortó la distancia que existía entre nosotros y apresó mis labios con ardor.

Era intenso. Era devastador. Era justo lo que necesitaba en ese momento.

Su lengua se mezclaba con la mía devorándose mutuamente.

—Estoy volviéndome loco —susurró sin apartarse demasiado—. Esto no debería estar pasando, no debería permitir que sucediera y al mismo tiempo no puedo controlarlo —gimió antes de besarme de nuevo.





























Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
C O H I B I D AWhere stories live. Discover now