Capitulo 9

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La clase de lucha no ha ido tan bien como la de tiro. Y para rematarlo, ahora está volviendo al gimnasio para entrenar con Nuriel.

-¿Qué tal las clases?- pregunta Nuriel en cuanto la ve entrar por la puerta.

-No me voy quejar de la clase de tiro.

-¿Y lucha?

-Si pudieras ver mi cuerpo verías un montón de moratones.

-Tal vez deberías dejarm...- la ruda mirada de Natura hace que se detenga- ¡Para curarte! Que malpensada eres, maitia.

-Ya bueno, ¿empezamos o que?

Lo primero que le está enseñando es la defensa.

Le enseña lo más básico, que para ser el primer día no está nada mal. Natura pilla todo a la primera, y si no es así solo tiene que repetirlo una vez más.

Para el final de la clase, sobre las nueve y media, Natura ya es capaz de bloquear un ataque de Nuriel, que aunque no se esté esforzando al máximo, no cualquiera es capaz de hacerlo.

-Te he dicho que aprendo rápido- le reta Natura con la mirada.

-Ya, de momento creo que de momento podrás defenderte de un inferior.

-¿Lo que estás intentando decir es que no puedo contigo?

-Exacto- responde Nuriel sonriente, mientras se acerca a coger un aparato, que Natura no ha visto nunca, y se altera al ver la hora en la pequeña pantalla sobre una oscura foto.

-¡Mierda! Nos hemos perdido la cena- explica Nuriel.

-¿Podemos comer algo en la habitación?

-Si quieres arriesgarte a cocinar...- dice encogiéndose de hombros.

-Se me da bastante bien cocinar. ¡Excepto si tengo que usar el horno ese! No sé como se usa.

-Vale, pues tu cocinas.

Cuando ya han llegado a su dormitorio, el resto de sus compañeros están cada uno en su respectiva habitación, así que Natura se dirige a la suya para coger sus cosas de aseo que están metidas en una caja (como Sua le dijo que hiciera), para que sea más fácil ducharse en el baño común para los 10 y que las cosas de todos no estén por todo el baño.

Se ducha rápidamente, y se pone su pijama que consiste en unos pantalones de cuadros verdes y negros con una camiseta ancha gris. Se agarra el abultado pelo, ya casi seco, con una goma y se dirige a la cocina.

-Pensaba que tendría que irme a dormir sin cenar- dice Nuriel en cuanto la ve, dando a entender que tardado mucho.

-También puedes cocinar tu ¿sabes?

-Créeme, no quieres que eso pase, Natura.

Esta de inmediato sonríe, cosa que Nuriel no entiende, y alza las cejas para que le explique el porqué de su comportamiento.

-Me has llamado por mi nombre.

-No te acostumbres- dice, dándole una sonrisa.

Las verduras salteadas que Natura ha preparado están deliciosas, tanto que, Nuriel (a quien no le gustan las verduras) las disfruta tanto como una hamburguesa.

-¡Dios! Están riquísimas.

-Gracias, me enseñó mi madre.

-¿Los echas de menos?- pregunta Nuriel, muy indeciso.

-Mucho- susurra.

No vuelven a hablar en toda la cena, aunque no es un silencio incómodo. Ya han estado alguna vez en silencio en el tejado. Aunque solo hayan estado dos veces, no han estado todo el rato hablando, y los ratos que no lo hacen, no es para nada incómodo. Justo como ahora.

Cuando terminan de cenar, se dirigen cada uno a su habitación, las puertas de las cuales están enfrentadas, y se meten cada uno en la suya, dedicándose una sonrisa antes de cerrar las puertas.

Espera...

¿Hoy no van al tejado?

¿Por qué?

Natura no está cómoda, y mucho menos a gusto con esto. Desde que llegó a Aurora hace tan solo dos noches, ha estado en el tejado. Está inquieta. Ella siempre ha sido una chica organizada y de rutina, así que aunque haya estado dos días en Aurora, ir al tejado ya es parte de la rutina.

Así que, al ver que no va a poder dormirse, se encamina hacia la habitación de Nuriel, pero justo antes de entrar se detiene. 

¿Debería llamar?

Decide hacerlo así, y al ver que nadie abre, decide entrar. Lo ve tirado en su enorme cama con algo que parecen hilos blancos que llegan hasta las orejas de Nuriel.

-Nuriel- susurra acercándose a él- Nuriel.

Lo zarandea, haciendo que los ojos de este se abran. En un movimiento tan rápido que Natura no sabe ni de donde ha salido, la espalda de esta queda pegada al colchón.

-¡Maitia! ¡Que susto me has dado!- dice apartándose de ella para que pueda incorporarse, y baja el brazo que ha levantado en un puño- ¿que haces aquí?

-No podía dormir.

-¿Y que haces aquí?- repite.

-¿Qué estás haciendo?- cambia de tema rápidamente.

-Escucho música.

-¿Qué? ¿Como? No hay ningún concierto.

-No los necesitas, maitia, para eso están los moviles.

-Los... ¿qué?

-Dios...- dice frotándose la nariz, cansado- claro que no sabes lo que es.

-Pero... ¿con eso puedes escuchar música?

-Si. Lo que quieras.

-Y, ¿qué escuchas?- pregunta curiosa.

Nuriel se hace a un lado en la cama dejando que Natura se tumbe boca arriba al lado suyo, quedando los dos mirando al techo.

Nuriel pone uno de los hilos blancos en la oreja de la chica, y al segundo de sentir los dedos de Nuriel rozando su oreja, un escalofrío recorre el cuerpo de la joven.

Después de un par de minutos, la canción termina, haciendo que los ojos del chico viajen hasta el rostro de Natura, con una sonrisa en la cara.

-¿Y bien?- pregunta entusiasmado.

-Me encanta, ¿cual es?

-Champagne supernova, de Oasis.

-Me sigue pareciendo increíble que solo por tener eso- señala el pequeño aparato que descansa sobre el pecho de Nuriel- puedas escuchar la música que quieras.

-Al parecer aquí somos privilegiados- se encoge de hombros.

Natura se queda callada, si dudando si debería preguntarle lo que lleva queriendo preguntarle toda la noche y la razón por la que ha venido a verle.

-¿Qué pasa?-pregunta Nuriel después de estar un rato en silencio.

-¿Por qué no has venido hoy?- finalmente le devuelve la mirada.

Donde Nace El AmorWhere stories live. Discover now