Donde Nace El Amor

Capitulo 10

Algo sobre Natura hace que se despierte, probablemente por el calor que emana de eso.

Nuriel, que es quien está sobre ella, no le deja moverse. Lo zarandea un poco, intentando despertarlo, pero es imposible.

Cuando dijo que tenía sueño no mentía.

Decide dejarlo dormir un rato más, pues no ha salido el sol todavía (ni siquiera se ha aclarado el cielo) así que decide que todavía tienen tiempo.

Un ruido extraño la despierta.

¿Se ha quedado dormida?

Ahora, Nuriel tiene la cabeza apoyada en su pecho, y eso, por alguna extraña razón, la incomoda.

Este se mueve un poco, quedando por completo encima de Natura. Pero al instante de hacerlo, parece darse cuenta de donde está, pues su cabeza se alza para observar a Natura.

-Lo... Lo siento- susurra con voz ronca, apartándose de encima suya.

-Tranquilo.

-No me di cuenta de cuando nos quedamos dormidos.

-Yo tampoco.

-Deberías vestirte, tenemos clases en media hora.

Hoy no le apetece mucho vestirse. De hecho, daría lo que fuera por quedarse toda la mañana en la cama. Coge un chandal gris y una chaqueta marrón del armario de Sua mientras ella se ducha.

Una vez vestida, se dirige a la cocina, donde están todos menos Sua.

Coge su café, que ya está preparado, y se sienta en la mesa con todos.

***

Las semanas pasan, y todo sigue igual, mañanas de clases aburridas, tardes de tiro y noches de tejado.

Las clases se le han pasado muy lento, muy lento. También es cierto que a Natura nunca se le han dado bien los estudios, de hecho, son incompatibles. Así que todo lo que tenga que ver con ellos se le va a hacer interminable.

Y, además, hoy solo ha coincidido con Vulcano, con el que no ha compartido ni una palabra.

Se han sentado juntos, pero a Natura le ha dado la sensación de que no quería hablar, y no iba a se ella quien no respetase sus deseos.

El resto de clases han sido igual de aburridas para ella. No conoce a nadie, así que lo de hablar y divertirse queda descartado.

Está en su última clase del día. La chica que tiene sentada al lado, de pelo rubio y largo, se presenta muy amablemente, cosa que sorprende a Natura. Según lo que la chica le dice, se llama Fëanor, y que su familia es Meraki. La razón de que ese nombre le sea tan es por que la puerta de en frente a su habitación es la de ellos.

-Entonces... ¿Eres de la familia de Nuriel?- pregunta Fëanor.

-Si ¿por?

-Salí con él- se encoge de hombros. ¿Por qué eso le resulta incómodo a Natura? La sonrisa que tenía hace un segundo en la cara se ha esfumado, y ni siquiera sabe por que.

-Ah, no... no lo sabía- es lo único que consigue decir.

-Tampoco es que vaya a decírtelo- suelta algo bruta e innecesariamente.

-No, si claro.

El resto de la clase se la ha pasado respondiéndole con monosílabos, y a pesar de eso Fëanor no parece entender la indirecta tan directa.

Es extraño que, cuando Natura no haya tratado mal (ni siquiera mirado mal) a alguien en toda su vida, esté tratando bordemente a la chica sentada a su lado.

Pero ¿qué le pasa?

Ha sido un simple comentario.

Un comentario ha hecho que su humor cambie drasticamente.

Cuando acaba la clase teórica de armería, se va directamente a su dormitorio donde espera que no haya nadie. Desgraciadamente se equivoca.

Pero cuando pasa por el pasillo al lado de la cocina, la cálida y algo ronca voz de Nuriel la saluda.

-¿vas a ir a cenar?- pregunta este cuando ve que Natura se dirige a su habitación.

-Eh... no me siento muy bien- miente, sin mirarle a la cara.

No consigue escuchar lo que le contesta antes de cerrar la puerta detrás suyo.

Por un rato se queda apoyada contra la puerta con los ojos cerrados tratando de averiguar porqué se siente tan extrañada en su propio cuerpo.

Después de largos minutos en silencio empieza a desvertirse, quedando en ropa interior.

Coge la toalla y su caja de aseo, para salir de su habitación y dirigirse al baño.

Después de una larga ducha se envuelve en una toalla para poder dirigirse de nuevo a su habitación .

-¿Estas mejor?- la voz de Nuriel la sorprende.

-Eh... si, pero voy a dormir un rato.