Más allá de la curvatura perceptible, a una o dos horas de viaje, la flota de desembarco viajaba a paso veloz hacia la playa, que esperaban, estuviese libre de baterías costeras que dificultaran el avance, un avance que ahora dependía de la actuación de un puñado de magos

-prepárense, grupo 3, ustedes van primero, usen el paracaídas para descender y esperen la señal para la liberación de los seguros mágicos!-

Weiss se aproxima a la puerta, su pesado equipo de vuelo solo era superado por el paracaídas en su espalda, los googles sobre sus ojos no impidieron que pudiese contemplar el bello panorama y tampoco le impidieron notar como decenas de luces se encendían repentinamente en tierra, dentro y fuera de un pequeño pueblo costero, su objetivo; su contemplación del paisaje se vio interrumpida por estruendosas explosiones alrededor del avión, pues el enemigo los había detectado.

La intención de ser lanzados sobre la posición en avión en lugar de volar directamente hacia allí iba más allá de simplemente ocultarse, sino también de despistar a enemigo.

Al ver paracaidistas sobre su posición el enemigo actuaria con cautela al no poder distinguir a qué clase de tropas se enfrenta, lo que les daría al 203 un preciado tiempo de acción antes de tener que lidiar con magos aéreos o una lluvia de artillería antiaérea.

La lámpara volvió a parpadear ligeramente antes de finalmente volverse verde a la par de que accionaba una sonora alarma.

-fuera!-

Uno tras otro los soldados saltaron a la nada, entre el fuego de artillería y la metralla que deambulaban serpenteando por el cielo, los paracaídas se accionaron.

Finalmente el avión quedó con solo 3 tripulantes, la mayor Tanya degurechaff y las extranjeras.

Narberal miraba con maravilla el cielo nocturno, el paisaje le resultaba extrañamente hipnótico al combinar los destellos de la artillería con el brillo azulado de la luna y el reflejo blanquecino de la arena.

-recuerden...salten y eviten el combate hasta que se les pida asistencia, también mantengan los seguros mágicos hasta tocar tierra-

Ninguna dijo nada, simplemente se aproximaron a la puerta para realizar su salto de fe, sin equipo de vuelo ni paracaídas, ambas maids se desvanecieron en la obscura distancia, dando ahora el turno para que Tanya saltara.

Nada fuera de lo normal, al realizar el salto, Tanya pudo vislumbrar su anterior transporte retirándose entre los primeros rayos de la madrugada y fuego de artillería.

Poco a poco todos descendieron entre ases de metralla que serpenteaban en busca de alcanzar a cualquiera del 203.

Los zumbidos de las balas eran tan cercanos que en varias ocasiones los soldados sintieron que deberían accionar sus escudos de maná.

La tierra finalmente estaba cerca, solo algunos metros más, cuando algo apareció en la joya de Tanya.
Lecturas de maná, muy fuertes, cercanas y desconocidas, era claro que alguien estaba usando magia y dado que la señal no había sido registrada en el orbe de la niña, solo quedaba una opción.

Aproximando su mano a su cara, Tanya gritó desesperada al anillo en su dedo en un intento burdo por comunicarse con narberal y shizu, no tenía la menor idea de cómo usar ese lujoso artilugio y aunque el maná fluía por él, no parecía responder a órdenes verbales o tener algún mecanismo visible.

Por su parte, shizu y narberal miraban desde lo alto el panorama, el hechizo [fly] les evitaba la necesidad de equipo molesto y pesado, por otro lado ignoraban la orden de evitar usar magia, lo que claramente alertó a todos en los alrededores.

Overlord: La niña y el nigromanteHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin