-señoritas narberal y shizu, ustedes permanecerán en nuestra retaguardia y brindaran apoyo a quien lo solicite-

-entendido-

Shizu era más tranquila y cooperativa, pero narberal continuamente miraba a Tanya hacia abajo, después de todo, odiaba trabajar con los seres que consideraba menos que basura...los humanos

-quién te crees para darme órdenes?-

-eh?-

Tanya estaba molesta, odiaba que cuestionaran su autoridad y hacerlo frente a su gente solo la hacía enfurecer más. Curiosamente no fue ella quien intervino

-oye imbécil, es tu comandante a la que te diriges!-

Visha sostenía el hombro de narberal con fuerza mientras gritaba enojada una corta reprimenda, cosa que no agradó a la pleyade, pues inmediatamente sujetó la mano de Viktoria y con una fuerza más allá de lo humano, la retorció hacia atrás, produciendo un sonido extraño que hizo a la joven teniente arrodillarse del dolor produciendo un gritó convaleciente.

No hace falta decir que hubo quienes se prepararon para pelear, la hermandad del 203 no era algo con lo que simplemente pudieras jugar, pero no había tiempo para eso.

-SUFICIENTE!-

Tanya, como una reina exigiendo orden ante su presencia, detuvo la pelea e incluso narberal libero la mano de visha, quien se recuperó poco a poco del suelo, su mirada era rabiosa, era obvio que quería pelear, pero no parecía que fuese a intentar algo que no agradase a su comandante

-sub teniente serebryakov, se encontraba todo en orden?-

-...si...-

-no la escuché sub teniente serebryakov!-

-si comandante!-

-bien, puede combatir?-

-si comandante!-

-bien...señorita narberal, si no puede seguir órdenes tan simples como mantener la compostura no puedo permitirle participar en la operación...-

El sonido chillante de sus dientes apretándose bajo su bello rostro dejaba claro su molestia, pero una pequeña mano que sujetó su ropa la hizo abandonar su deseo asesino para desviar su mirada hacia su compañera, quien con la misma monótona mirada suplicó.

-nabe...déjalo ya...-

Las palabras de shizu parecieron tener efecto, pues la pleyade se vio algo sorprendida y nerviosa

-pe...pero shizu...-

-no quiero que Ains-sama nos regañe...-

Fue todo, narberal mostró por primera vez desde que conoció a todos a bordo de aquel avión la emoción más común en la batalla, el miedo, fue solo un segundo, pero nada más que eso hizo falta para que la maid guardara completo silencio y se mostrara sumamente sumisa.
Shizu, a diferencia de su amiga, tenía mucho que perder, no quería ser castigada en el momento que había conseguido permiso para visitar a Neia en el reino Santo

La luz intermitente se volvió continua, iluminando todo el recinto de un carmesí intenso, como quienes se preparan para adentrarse a las puertas del infierno, Tanya sonrió mientras abría la puerta corrediza del avión.

El viento había sustituido el ruido del motor, pues éste se había apagado para evitar detecciones previas al sitio del lanzamiento, planeando suavemente por las brisas veraniegas del desierto, el viento golpeaba con un inusual frío los rostros de todo el 203, la luz de la luna iluminaba el desierto bajo ellos, la playa y el océano que destellan con un brillo azulado, la blanca arena reflejaba la tenue luz del firmamento y el cielo bañado de estrellas revelaba un paisaje digno de fotografía.

Overlord: La niña y el nigromanteWhere stories live. Discover now