Capítulo 1.

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Marzo de 1946.

Sollozaba silenciosamente mientras danzaba sobre las puntas.

No soportaba la idea de tener que seguir acatando a Madame B, para suerte suya la mujer cada año estaba mas vieja, y eso quería decir que no faltaba mucho para su muerte y ya no tenerla encima, corrigiendo cada cosa errónea que hacia, que para disgusto de la horrible dama, ya eran muy pocas.

—Otra vezEscucho en la lejanía. Palabras que ya conocía de memoria y se repetía inconscientemente a si misma, inclusop mas exigente que madame B.

¡Alto!—  La voz de James, su nuevo entrenador, la saco de sus pensamientos, en los que no sabia que tan sumergida había estado. Se acerco a ella y la sujeto por los hombros —Te harás mas daño del necesario y no servirás para nada. Cámbiate, entrenaremos en la sala principal— la soltó y camino fuera del cuarto con espejos en la que ella se encontraba practicando momentos antes sus pasos de ballet. 

Natalia asintió incapaz de modular palabra alguna, tomo su botella de agua y a paso veloz se dirigió , conforme al cumplimiento e instrucciones. No quería problemas tan pronto con el nuevo entrenador, antes de ese momento solo lo había visto una vez cuando los presentaron, más haber escuchado incompletos rumores del soldado del invierno, el mejor espía y arma de H.Y.D.R.A.

La asociación de la KGB y la sociedad de pulpos, llevaba ya mucho tiempo consolidándose, tal vez. incluso mas del que Natalia sabia; creció inalcanzablemente, todo bajo las narices de S.H.I.E.L.D. con tan pocos creces y fallos como alguien que lleva mas de lo que ha vivido en una agencia de espionaje secreto.

Cuando entro a la sala de entrenamiento principal James la saludo asiendo un vago gesto con la mano, se coloco a unos pocos metros de distancia de Natalia. La presentaron a él como la última viuda negra de su generación de 28 niñas, que iniciaron junto con ella pero que murieron por no resistir los entrenamientos, los experimentos, o que ella misma mato. 

Madame B, la encargada de Natalia, una vez le dijo que todas las niñas del "Black Widow project"  fueron específicamente seleccionadas, por un sistema que veía el potencial, tanto genético como neuronal, en infantes.

—Bien, ahora combatiremos cuerpo a cuerpo, si me voy a tomar las molestias de entrenarte personalmente debo saber que vales la pena.

Natalia solo asintió, sin expresión alguna, mientras caminaban a la colcha del centro.

—¿Por que no hablas?, Acaso el ratón te comió la lengua— pregunto de forma tan divertida que produjo una sonrisa ladina en Natalia.

—Solo no tengo nada que decir.—  le respondió Natalia aun sin quitar la sonrisa —Dígame, ¿esta mal no tener nada que decir?— pregunto sin intención de ser respondida, asiendo una cara de inocencia sorprendentemente buena.

Para sorpresa propia, James se quedo sin nada que decir. Nunca nadie se había atrevido a responderle. Inconsciente, se quedo viendo a la joven frente suyo; su cabello rojo tan intenso como el fuego, sus ojos verde selva y su piel blanquecina, tanto como la nieve, salpicada de lunares tan definidos como las estrellas.

Estrellas.

De entre todo lo que olvidaba tras cada misión, las estrellas nunca se fueron, siempre supo que, aunque el cuerpo le doliera y sintiera que moriría, al girar la cabeza las estrellas resplandecerían desde la ventana.

Eso le recordó ella, las estrellas de una noche preciosamente iluminada. Sus ojos una cálida constelación y su piel el cielo bañado en las lagrimas que la chica dejaba caer, cada una por estar en tal infierno.

Siempre tuya.Where stories live. Discover now