42. Sin importar el desenlace

Start from the beginning
                                    

—Yo... voy a... Yo... —balbuceó y me causó cierta gracia que lo hiciera, entonces pareció poner en orden las cosas en su cabeza para luego decir directamente—: Te extrañaré.

Entonces entendí que lo que él estaba tratando de hacer era dejar zanjado nuestro asunto. Y era algo raro pensarlo como «nuestro». Él podía ser tan tajante y seguro en muchas cosas pero para este tema se veía tan perdido como yo. Por varios segundos no se me ocurrió replicar nada, solo permanecí tiesa mientras él recorría suavemente mi mejilla.

Era tan inverosímil pensar que quien me estaba acariciando pudiera ser alguien perverso. Debía tratarse de un error.

—Entonces, me extrañarás —dije, intentando mirarle a los ojos y era difícil hacerlo sin que me sintiera abochornada, sentía mis mejillas ardiendo y no podía evitarlo—. ¿Y eso qué significa?

Él cesó su gesto en el acto y conservó la distancia que teníamos entre nosotros, como si temiera cruzarla.

—¿Por qué esto no está bien?

Me refería a lo último que él había dicho luego de lo que había sucedido la noche anterior entre nosotros, y él entendió mi pregunta. Supe que él también estaba comenzando a azorarse cuando me percaté de que los cabellos de su cerviz se erizaban.

—Esto no tiene futuro —respondió finalmente—. Tú... yo. Cuando termine mi misión, permaneceré en mi mundo y tú volverás al tuyo.

Por alguna razón, no me sorprendió su resolución. Aunque hubiera emociones comprometidas, él era de las personas que tomaba decisiones lógicas. No creí que iba a decepcionarme tanto la razonable frialdad con la que él había hablado, como si le hubiera dedicado unos minutos al problema en sí y hubiese arribado a esa brillante conclusión como un ejercicio matemático. Sin embargo, no podía decir que esperaba una confesión romántica con chocolates y globos en forma de corazón. No esperaba nada de él, realmente.

—Eso no pareció importarte mucho ayer —solté con cierto fastidio, él pareció querer decir algo pero yo me apresuré—. Te lo estás tomando todo muy en serio. ¿Qué pasa si no tiene futuro? ¿Vamos a morirnos acaso?

Él alzó sus cejas en un gesto sardónico.

—Pasa que nada de esto tendría sentido.

—¿Y acaso esperas casarte conmigo o algo parecido? ¿Solo así sí tendría sentido?

—Mm... Me has abierto los ojos. Deberíamos besuquearnos en cada esquina y tomarnos esto a la ligera —ironizó él de repente. Y luego agregó con un tono sarcástico pero también con una genuina crítica velada: —Ustedes, los distantes, a veces pueden ser demasiado liberales.

—Por favor dime que todos los antiguos no son así.

—No todos. Solo los que conservamos la sana costumbre del cortejo.

—Mojigatos.

—Libertinos.

Los dos soltamos una armoniosa carcajada al mismo tiempo como si hubiera sido algo concertado. Deseé que ese instante durara para siempre. 

Desde el principio había quedado evidenciado que los dos éramos muy distintos, demasiado distintos, pero de alguna manera, nos compenetrábamos bien

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Desde el principio había quedado evidenciado que los dos éramos muy distintos, demasiado distintos, pero de alguna manera, nos compenetrábamos bien. Aunque había sido difícil acercarse a él. Pero después de tantas aventuras juntos no me había dado cuenta cuánto nos habíamos acercado.

—Dala... —dijo él enfocando de nuevo sus ojos grises en mí, con un ánimo más distendido pero serio—. Nosotros... Esto no puede ser. —Entonces apartó su mirada por un instante, y cuando volvió a verme un brillo sugerente iluminaba sus ojos. Uno que no supe cómo interpretar—. A menos que... te quedes aquí, conmigo.

El camino de regreso fue bastante silencioso, aunque era de esos silencios cargados de miradas esquivas y palabras que se querían decir. Un silencio bullicioso. Por un instante, pensé que él iba a tomar mi mano, pero fiel a esta susodicha mojigatería, no lo hizo. Ovack se despidió en la puerta de mi habitación, y quiso decir algo pero también se contuvo.

Supuse que quiso pedirme que pensara en su propuesta, pero ya bastante inusitado había sido que me la planteara. Él me había ayudado todo ese tiempo para que pudiera volver a mi vida normal, a mi mundo. Y ahora me daba la alternativa de que renunciara a todo eso. Sabía que incluso él tenía sus reparos.

No supe si fue una buena idea, pero antes de que él se volviera para retirarse, lo tomé del brazo y lo atraje hacia mí, lo tomé desprevenido. Cosa rara. Así que los dos compartimos un beso antes de partir caminos, solo por el mero hecho de que se me había antojado.

No sabía qué pensar sobre su propuesta. Tampoco quería meditarla. Sabía que si iniciaba, terminaría decantándome por una u otra alternativa y en ese momento no quería decidir. Tenía la sensación de que no estaba aún en condiciones para hacerlo, que había asuntos más importantes por resolver antes de tomar una opinión al respecto. Asuntos como la encomienda del Creador. Asuntos como el próximo enfrentamiento contra Orbe, el que, sabía que de una manera u otra sería el último y definitivo.

Pero aun así, hubo algo que no dejé de notar. Él me estaba ofreciendo una vida allí, con él. En su mundo. Supe que en ningún momento había considerado siquiera que él viniera conmigo al mío. Él no pretendía abandonar su hogar... o más que nada, su deber para con los suyos. No supe qué sentir sobre ello, lo único cierto fue que no me sorprendió. Él ya tenía fijas sus prioridades y yo aún estaba en camino de formar las mías... Sin embargo, fue una proposición sincera. Un compromiso para algo duradero.

Uno que siempre atesoraría, independientemente de mi respuesta. Siempre lo atesoraría sin importar el desenlace de toda esta historia.

Plenilunio (versión revisada)Where stories live. Discover now