Sahara |✔︎

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Sahara Ramos

La mañana es tranquila, el sol se cuela por mi ventana iluminando la gran habitación. Aunque todo parezca alegre, yo no.

Me siento como la chica de El cadáver de la novia, pero no Emily, si no la otra chica que no recuerdo su nombre. Me siento igual, tal vez por que estamos en la misma situación, yo también espero a conocer a mi futuro marido. 

— Sahara — me llama mi madre entrando a mi cuarto — Ya es momento de bajar

— Dame un momento — le pido con un hilo de voz.

— De acuerdo — accede de mala manera y antes de salir vuelve a hablar — Ah, por cierto — entra de nuevo a mi habitación y se acerca a mi buro sacando de uno de los cajones una cajita de vidrio cortado que reluce al contacto con los rayos del sol — Este es el anillo que la familia Iglesias ha escogido para ti — explica — Úsalo cuando salgas.

Finaliza y por fin sale de aquí.

Me miró al espejo y aliso un poco mi vestido, es verde pistacho, claramente escogido por mi madre y sus gustos tan... sobrios. No soy fea, digo, al menos le podre gustar al chico, mis ojos son claros y tengo las pestañas largas, aunque mi nariz es un poco aguileña contrastan bien mis labios, que se podría decir que son de un tamaño adecuado. Por lo general no uso maquillaje, pero de nuevo a petición de mi madre uso un poco el día de hoy. Soy delgada, mi piel un tanto pálida pero hace resaltar mi cabello color castaño el cual es ondulado y largo, aunque en este momento está recogido en una trenza que cae por detrás con varios mechones un poco salidos.

Dejó de verme y salgo de la habitación, no sin antes tomar la cajita de vidrio y abrirla. Un anillo de oro se encuentra en el interior, tiene varios diamantes pequeños incrustados al rededor de uno mas grandes, formando una flor y lo coloco en mi dedo anular. Jamás pensé que esta sería técnicamente mi proposición de matrimonio.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras, mientras lo hago voy escuchando unas voces que cada ves se escuchan más cerca.

— Duarte, Laura. Les presento a mi hija, Sahara — dice mi padre cuando llego al final de las escaleras.

La señora Laura es bonita, las arrugas en sus ojos no le quitan ese toque fresco. Y el señor Duarte, un hombre de aspecto amigable con cabello pringado con canas y un bigote que le hace segunda.

— Un gusto conocerte Sahara

— Igualmente — les estrecho la mano a manos y tomamos asiento en una pequeña sala junto a las escaleras.

— Iacov regresa en un momento — me dice la señora Laura — Ya vendrá

Iacov... Con que ese es su nombre.

Mientras mis padres y mis "suegros" hablan de negocios y de cosas que para nada son interesantes, llega alguien mas a la sala.

— ¡Por fin! — exclama el señor Duarte y nos ponemos se pie — Edgar, Isabel — me ve y asiente — Sahara, les presento a nuestro hijo

Un muchacho alto, corpulento de cabello oscuro y rebelde, llega. Sus tez algo bronceada, resalta sus ojos, me quedó viendo como sus carnosos labios están entre abiertos, va vestido con una sudadera color vino, pantalón de mezclilla rasgado y converse azules. Lleva unos audífonos en la mano y cuando sus ojos conectan con los míos se detona una guerra con el verde en mi contra.

— Iacov Iglesias — dice con una voz grave que me sorprendió un poco. Me extendió su mano y la tomé sin dejar de ver sus ojos.

Solo imagina que te amo [Cancelada]Kde žijí příběhy. Začni objevovat