Aniversario del recuerdo.

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Llegar al salón me tenía bastante nerviosa, no podía creer que nos reuniéramos en un lugar tan caro después de haber dicho explícitamente que no había razón para dar estos espectáculos, pero ver el paisaje de camino al salón de fiestas me relajaba; los colores verdes y amarillos siempre me habían atraído y deseaba volver a encontrar con esas decoraciones bastante elegantes de la última vez que había estado allí. El carro bajó la velocidad, estábamos delante del portón y esperamos unos minutos mientras Marie llamaba para que abrieran.

Al llegar al sitio sólo deseaba que pasara rápido. Es increíble que aún hagamos esto, han pasado años y nos reunimos para hacer el mismo show, las mismas personas, los mismos escándalos, algunos nuevos, otros repetidos, y el mismo hermano de Jean borracho cantando horrible en inglés, siempre decía que lo estaba practicando con Doulingo. No lo creo nada. Lo único que cambiaba, de vez en cuando era la ubicación del evento, pero alguien siempre recomendaba uno más caro que el anterior.

Marie y Jean se saludaron, se susurraron algunas palabras, se rieron y Jean vino a mí con su típica sonrisa coqueta: un hoyuelo del lado izquierdo más marcado que el derecho adornaba con delicadeza su rostro. Amaba esa sonrisa desde el primer día que lo vi, Jean es y será siempre mi opuesto. Aún no entendía cómo llevábamos tanto tiempo juntos, y seguía enamorada como el primer día.

Me abrazó y me dio un beso en la mejilla, me susurró al oído lo guapa que me veía. Alcé una ceja y apreté una sonrisa, Jean siempre había dicho que era extraño ese gesto y por lo tanto, lo adoraba. No era difícil sacarle sonrisas y risas a Jean, en cambio a mí, era una pequeña batalla. Mi carácter "lo hechizó" y muchos en su familia me agradecían al controlar al hombre del que esperaban muchas historias desastrosas. Su familia era exigente, la mía era mucho más relajada. Impresionaba escuchar hablar a su padre, una voz grave, un ceño fruncido y un humor bastante sarcástico, si es que aquellos chistes se les podían considerar como tal. Jean heredó la voz de su padre, pero todo su encanto venía de su madre. Recuerdo que cuando me presentó a su familia, me sudaban las manos y sentía la espalda tan tensa que sí su madre me volvía a abrazar, me iba a reventar la columna.

- ¿Quién eligió el salón de este año? – Preguntó Marie a Jean, eran tan idénticos, me enorgullecía ser su madre, y era innegable lo buen padre que era Jean.

- Pensé que sería la tía Annette, estaba insoportable con que sería ella quien pagaría este salón sí o sí, para "reafirmar el amor que siente por nuestro amor". A veces no entiendo a qué se refiere, pero me sorprende lo difícil que es negarle algo. – Respondió Jean con una sonrisa juguetona mientras arreglaba los rizos de Marie detrás de sus orejas. – Y resultó ser tu tía Reiza, - dijo mirándome- para ella en serio la palabra "no", no existe. Pero así es en tu familia, ¿o no, Katty?

- Tal vez Reiza y Annette decidieron gastar mucho este año para luego decirnos que nos "aman", cuando sólo quieren ocultar la pena de años anteriores de borracheras donde cantaron en los salones consiguientes hasta vomitar, mi cielo. – Solté con tranquilidad al encogerme de hombros, mientras me dirigía a nuestra mesa.

- Mamá... - Soltó en un gran suspiro Marie, quien esperaba nadie me hubiera escuchado. – Ser vieja te ha vuelto cínica. Lo hacen porque les emociona que un matrimonio haya durado tanto.

"Les emociona porque Jean..." pensé, pero preferí concentrarme en la copa de vino delante de mí. Este año tenía entendido que la planificación había cambiado. No serían los familiares quienes darían un discurso, sino nosotros. La reservación del salón cayó justo un 14 de febrero, y se decidió en un chat de Whatsapp que debíamos hacer un "dulce discurso para recordar cómo se conocieron", al parecer todos amaban esa historia y era muy necesaria contarla en este aniversario de nuestro matrimonio.

Aniversario del recuerdo.Where stories live. Discover now