24. La convocatoria cerrada

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«Protegida». Esa era una forma distinta de verlo, en Orbe me decían que era su macaco, pero más importante aún... ¿A qué se refería con que estaba involucrada? ¿Cómo podía estar tan seguro?

Pero antes de que pudiera formular la siguiente pregunta, el sueño se difuminó, no sin antes una afirmación de parte de Lax de que nos volveríamos a ver.

Conversar con él, contrariamente de esclarecerme las cosas, sólo había hecho que surgieran más preguntas. Al menos tuve el alivio de comprobar que él no poseía motivaciones siniestras. De hecho, ahora que nos tratamos un poco más, tuve la impresión que era un buen chico, aunque algo testarudo. Y además, parecía que le era leal a lo que sería la realeza en su mundo.

La sola idea de que Ovack era un príncipe traía a colación una letanía de aclaraciones e interrogantes. ¿Príncipe pero de qué reino? ¿Es que nadie allá había notado su ausencia? ¿Qué ameritaba que un príncipe en persona viniera al Mundo Distante para robar en su propio mundo?

Por otro lado, ya se explicaba su carácter autoritario. No tenía idea de cómo habían criado a Ovack, pero tal parecía que estaba acostumbrado a que le obedecieran de inmediato y sin chistar. Y también que estaba habituado a la buena comida y a desplegar unos excelentes modales en la mesa. Al menos sí comía como un príncipe.

De alguna manera, el que fuera uno explicaba muchas cosas, pero incluso con eso, era un príncipe bastante raro. Uno que prefería mantener alejado a todo el mundo, y al mismo tiempo, pretendía ayudarlos a todos.

Definitivamente, no era un príncipe de cuentos de hadas. Más parecía uno sacado de una historia de terror.

Ese día no tuve clases con Ovack, y por primera vez, las extrañé, aunque al mismo tiempo me sentí aliviada. Una parte de mí quería observarlo bajo la luz de los recientes descubrimientos y la otra, simplemente quería ponerse al día con mis estudios que estaban empezando a preocuparme.

Con toda la sinceridad de mi corazón, nunca había sido una alumna dedicada. Pero aún con mi falta de entrega, siempre había permanecido en los primeros puestos. Siempre había pertenecido a ese grupo que, sin mucho esfuerzo, conseguía resultados satisfactorios. No era que estuviera orgullosa de mi dejadez, por supuesto, solo lo había dejado ser. De hecho, ni siquiera había llegado a tomar en serio la pregunta de qué profesión quería seguir en el futuro. Siempre había supuesto que tendría tiempo para ello y simplemente me había dedicado a seguir el rumbo de las oportunidades que se desplegaban ante mí.

Pero ahora, con el factor Orbe en mi vida, aquel plan parecía estar levemente alterado. Y mantener unas buenas calificaciones o al menos, unas aceptables, se había convertido en una travesía equiparable a pararme sobre una silla y hacer malabarismos dignos de un contorsionista profesional, jugando con sostener platos y libros en mis manos y mi cabeza. Un fino y delicado equilibrio que no admitía distracción.

No obstante, mientras repasaba el contenido de mis cuadernos y libros, en el fondo de mi cabeza se reproducía lo que había dicho Lax y lo que había revelado Ovack, queriéndolo o no. Y había algo que me resultaba más que obvio: por el momento, no le iba a decir nada sobre mis encuentros con Lax. La voz de la evidencia me decía que él no iba a reaccionar muy bien a eso. Es decir, había ingerido una droga y había hecho el ridículo para truncar las inmersiones de Lax a mis sueños; sin mencionar que había terminado revelando información secreta de él mismo. Si se enteraba, iba a excluirme de la siguiente misión, solo para empezar.

Un secreto más, ¿qué daño podía hacer?

Al día siguiente, mis intentos por exprimir hasta el último segundo útil de estudio me llevó a atravesar el portal hacia la oficina de Orbe mientras releía una fórmula de trigonometría. Estaba trayendo conmigo una mochila de libros para poder ojearlos en los ratos vacíos. Pero no había esperado penetrar en un ambiente cargado de una hostilidad palpable; me tomó tan desprevenida que por poco trastabillé conmigo misma.

Plenilunio (versión revisada)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz