2. Un vestido de verano, un Elvis borracho y una visita en el desayuno

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- No, papi. 

- Pequeño cabrón- Luis masculla las palabras contra el cuello de su camisa, pero por supuesto Olivia lo escucha desde el montón de mantas que la cubren. 

- Has dicho una palabrota.

Luis está tentando de responderle que se sabe muchas más. Algunas mucho peores que cabrón. Y en varios idiomas. 

Pero le queda un ápice de cordura. No demasiada. La justa para no tirarse por la ventana. 

- ¿Por qué tiene que ser el de corazones?

La nariz asoma un poco más. Y unos cuantos mechones. También hacen su aparición los ojos verdes esmeralda idénticos a los de su madre. 

- Es San Valentín, papá, hay que llevar corazones- lo dice con una seguridad apabullante para su edad. 

Luis odia San Valentín.  

Quizás tenga algo que ver con el trauma que aún arrastra por haberse declarado en televisión, en directo, ante millones de personas, incluído el novio de la mujer a la que se había declarado. 

Claro que eso quedó atrás hace muchos años y a Muriel solía encantarle ese día y Luis solía disimular su disgusto por ella.

Se deja caer hacia atrás dándose cuenta de que esa es la razón por la que Olivia está tan empeñada en el maltido vestido de corazones.  

El día de San Valentín solía ser especial para su madre y la niña, que apenas tenía tres años cuando murió, se aferra a cualquier detalle que le recuerde a ella. 

- Oli- hace un esfuerzo suaviza el tono- ¿no tienes nada más de corazones?

Los rizos cobrizos se agitan una vez más. 

Luis baja los hombros reconociendo una derrota. Quizás con una camiseta térmica por debajo el resultado no sea tan horrible. Y unas botas de lluvia. 

Y a la mierda la Leprechaun.

Oscar grita de nuevo recordándole que él también necesita atención y su padre se aguanta la tentación de echarse a llorar. 

Una mañana de mierda. Para un día de mierda. 

Lo único bueno es que dificilmente puede empeorar. 

Famosas últimas palabras por supuesto. 


UN ELVIS BORRACHO (LAS VEGAS, FEBRERO 2022)

El hombre que está cantando Love me Tender está muy próximo al coma etílico. 

Quizás sea un actor de método y lo que quiera sea imitar al Elvis de los últimos tiempos en Las Vegas, pero Luist sospecha que en realidad solo está muy cocido. 

A pesar de eso tiene que reconocer que Universal no ha escatimado pasta en la fiesta. El local es espectácular, la comida y, sobre todo, la bebida, abundantes y estaba lleno de personajes peculiares propios de la ciudad del pecado. 

Hay una imitadora de Britney Spears bastante colocada en los baños cantando Oops I did it again. 

Aunque puede que se trate de la verdadera Britney. 

El bueno de Narcis no se lo piensa dos veces cuando se trata de demostrar su poder. 

Luis intenta pasar desapercibido en la medida de lo posible. Es su primera vez en los Grammy Latinos pero no su primera vez en una fiesta como esa y no le gustan en Las Vegas más de lo que le gustan en Madrid. 

En las pequeñas cosasWhere stories live. Discover now