© lemonade

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Era un día gris. Las nubes opacas inundaban los cielos, mientras que en tierra una ola de trajes negros golpeaba los corazones de los presentes. No llovía, pero cada uno batallaba con su propia tormenta. 

Beacrox miraba el monticulo de tierra sin emoción. Un rostro seco, pero sus ojos goteaban tristeza.

Choi Han mantenía la cabeza agachada, su mirada enfocada en la tierra en sus zapatos. Pero sus manos temblaban por la impotencia.

On y Hong temblaban en los brazos de Hans, sus rotros escondidos en su pecho. No querían voltear, pero recordaban el rostro sonriente en momentos felices.

Deruth Henituse apretaba la zona de su pecho, su rostro demostraba las emociones que en sus recuerdos atesoraba, del hombre que fue segundo padre y casi un amigo. 

Raon Miru estaba en el suelo, sus alas caídas y un rostro triste, sus ojos ya no lloraban, pero sus patas temblaban mientras sus faros azules miraban hacía arriba. 

Su humano estaba ahí. 

Cale Henituse miraba fijamente, sus ojos secos y fríos, su rostro pálido en blanco, sin emociones ni lágrimas. Una espalda firme, sin manos temblorosas ni recuerdos que se plasmen en sus ojos. 

Mudo, quieto, pero no sordo.

Cale escuchaba, escuchaba mucho, pero mientras sus ojos veían la escena frente a sus ojos, su mente volaba en cientos y cientos de registros, sonrisas amables pero aterradoras, palabras buenas pero agrias, ojos suaves pero firmes, un cuerpo viejo pero ágil. Un mayordomo atento como un padre, cruel pero amable, suave pero firme, atento como despreocupado. Un asesino, un mayordomo, un padre, un abuelo, un amigo, familia.

Alguien que era, pero ya no es.

Joven maestro. Joven maestro. Joven maestro.

Es té de limón, limonada para la resaca, para refrescar en un día de verano, ¿no le gusta?

Miradas traviesas, divertidas, burlonas, amables, afiladas. 

Los haré escupir sangre y morir de hambre.

Esta vez es té dulce.

¿Quiere cazar conejos?

Claro, el Joven maestro es el paquete completo. 

Este Ron se encagará de cuidar de usted.

Ron. Ron Molan.

Ron, su mayordomo. 

Ron-

"Gracias." 

Una voz ronca, un hombre vacío, una nariz goteante, recuerdos valiosos. 

"Muchas gracias."

Gratitud. Es lo único que pudo ofrecer.

"Descansa."

Las nubes se oscurecieron. Oscuras, como los trajes, como las letras en la lápida, como en las bolsas bajo sus ojos, ya no era gris. Era negro.

Le gustaba el negro porque ocultaba la muerte. Lo negro tapaba cualquier cosa.

Incluso la tristeza. Pero.

Las nubes no lloraban. No gritaban, ni huían.

No llovía. 

Pero Cale sentía que sí. 



lemonade ☾ TCF | OSWhere stories live. Discover now