16. Monstruos con corazón

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— ¿A quién matas con el pensamiento? — me preguntó curisa Jas.

— A las personas que nos obligan a matarnos los unos a los otros, a los que quieren hacer daño a mi familia — dije enfurecida, apretando con fuerza los puños.

— ¿El gobierno de Flydia? ¿Las Tres Grandes Tribus? — preguntó, incrédula. 

— Los odio con todas mis fuerzas — apretaba los puños cada vez más. 

— Supongo que todos odiamos a alguien. Eso nos convierte en monstruos. Pero con corazón, después de todo. Matamos y hacemos locuras por las personas que queremos. O, simplemente, por nuestros deseos. Somos monstruos, sí. Pero no somos malos. Solo estamos oprimidos por un gobierno ruin — dijo Jas. 

— Solo tenemos corazón porque estamos vivos, porque palpita dentro de nosotros — dije, a la vez que sentía dentro del pecho aquellos fuertes latidos. 

— Tenemos corazón porque sentimos euforia, melancolía, culpa, amor... Porque tenemos sentimientos — me explicaba. 

— No entiendo cómo puedes hablar así, siendo médica. Conociendo la anatomía del cuerpo — intentaba averiguar el motivo. 

— En la vida no todo es ciencia — se levantó — Sigue luchando como lo hiciste el otro día. Solo así triunfarás. Necesitas mucho coraje a partir de ahora.

— ¡Jasmine! ¿Qué haces aquí? ¡Vuelve al hospital! Alguien puede caer enfermo o herirse y, ¿quién va a atender esas emergencias si tú no estás? ¡Rápido! — gritaba una voz de hombre dándole órdenes.

— Sí, Matt. Ahora mismo — su voz parecía enfadada. 

— ¡Christian! ¡Qué bien que te encuentro? — se acercó hacia donde yo estaba, entusiasmado — ¡Qué gran combate el del otro día! Me dejaste estupefacto. Estoy completamente seguro de que muy pronto volverás a deleitarnos con la maestría del movimiento de tus armas. 

Estaba segurísima de que ahora tendría en su rostro una sonrisa pícara. 

— ¡No! ¡Tan pronto no, por favor! — le rogué. 

— Sé que es duro. Pero tienes que ser fuerte. Si sigues así, en muy poco tiempo llegarás a ser importante. Puedes llegar hasta las Tres Grandes Tribus — me explicó. 

— ¿Las Tres Grandes Tribus? — repetí sus últimas palabras.

— Sí. Con los miembros más importantes de Flydia. Una gran oportunidad para alguien como tú, ¿no? — me explicó.

Era perfecto. Podría viajar a las Tres Grandes Tribus. Allí tenían a mi madre y a mi hermano. 

— Es una oportunidad inmejorable — sonreí.

Todo iba a salir a pedir de boca. Pero para ello, tendría que ser la más valiente, la más desalmada, la mejor guerrera de Los Mercenarios, la que siempre deje huella en todos los combates. 

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