La Batalla Por el Reino Prometido

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Para hablar de la Formación del Imperio, de su fragmentación, de la Sagrada Guerra y de sus campañas en los intentos de volver a unificar lo que alguna vez fue un vasto gobierno cuyo inicio político fue el de una República hasta el más grande Imperio que abarcó más allá de las estrellas.

Debemos empezar con lo que fue su amanecer, con esas épocas de incesantes conflictos carnales donde los mismos apóstoles trazaron el curso de la humanidad a una Era de progreso, de enriquecimiento cultural, de triunfos y alianzas que sentaron las bases del Imperio más grande jamás visto desde la época de los Arcaicos, (Las tres razas alienígenas Cwezi, Anu Sinom y Anunnaki)

Durante el Ocaso de la Era del Creador, el Reino Prometido ardía con la intensidad de un millar de soles unidos a la par de una ola de destrucción sin igual, los terceros hijos (los Ángeles) libraban una batalla fratricida calle por calle en la defensa de su ciudad bajo dos bandos:

Creatores y Blakianos, el primogénito del Sacro Inmortal Dios Creador, Blakael, envuelto en aquella oscura armadura y portando la profana Lanza del Destino, tras asesinar a su prima Wodash y emplear el cuerpo físico de la Noche para crear a su propia especie, se abre camino hasta la Casa de su Padre para retarlo a un duelo, asegurando su derecho de gobernar sobre los mortales y de reclamar los dos únicos poderes prohibidos: La Creación y el Pensamiento.

Los arcángeles estaban desconcertados, en medio de la cruel matanza, uno de sus hermanos también había cedido ante la Noche, se trataba del propio Lucero el hijo de la mañana, junto a él, se encontraba la mitad de los ángeles que sin miramientos blandieron sus espadas en contra de sus antiguos amigos Creatores.

El Celeste, era el favorito de su padre, lo suficiente para encomendarle la misión que ni el propio Gabriel Mensajero del Creador o Miguel, el líder de los ejércitos celestiales, serían capaces de cumplir: Poner fin a Blakael, en su mundo "Inférnum"

El Primogénito, había envenenado la mente del Propio Lucero, como La Noche había hecho con él durante su exilio junto a su prima Wodash, utilizando falsas promesas de obtener los poderes prohibidos y de reinar por encima de los cuartos hijos (los humanos) siendo así los seres más poderosos tanto del mundo pensado como el imaginario.

Un texto traducido de la lengua celeste nos acerca brevemente a lo acontecido en aquella rebelión cuya extensión abarco todo lo que ahora es conocido como el Cuerpo del Creador:

"En nuestro propio hogar, donde yace la ciudad de oro, se vivía una lucha fratricida entre mismos hermanos, antiguos compañeros de armas, esposos e hijos, se enzarzaron por la perversión de dos renegados, recelosos de la grandeza del Creador, quien, con pesar se encontraba luchando contra sus propias creaciones, derramando de sus bellos ojos áureos, un mar de lágrimas por quienes alguna vez amo y ahora se encontraba llevándoles a su final."

Los habitantes del Inférnum se unieron a la lucha, así como las tribus bárbaras de Vikijaris, los peligrosos e irracionales Keltoi pertenecientes a los clanes Pictos, los voraces Hombres Cocodrilo y las pesadillas de la corrupción emergidas del mundo imaginario cuyas figuras amorfas estaban compuestas por una densa niebla oscura, envueltas en rayos purpuras y finos trazos rojizos similares a la sangre introduciendo su vapor en las bocas de los celestes fuesen Creatores o Blakianos para emplear sus cuerpos físicos contra sus propios hermanos de armas.

Era sin duda una auténtica batalla que definió la identidad del bien y el mal, que separó el equilibrio que tantas tumbas generaron para forjar Luz por encima del Arcaico Manto de la Noche siendo representada por sus caras u emociones; el Miedo, Odio, Envidia e Ira, las cuatro deidades que fueron corrompidas antes del "Pensamiento" y quienes se encargaron de destruir a los Arcaicos sumiendo a las tres razas en un caos que generó el declive de sus civilizaciones, siendo su figura física: "el Hecatónquiros" (el gigante de 50 caras y 100 brazos) derrotada por el Creador y el Herrero durante el Amanecer de las Estrellas sellada en lo que nosotros conocemos como el mundo imaginario, un plano multicolor donde nada es físico el cual alguna vez fue el Hogar de los dos Dioses Supremos anteriormente mencionados naciendo a partir de ese día La Nueva Oscuridad.

Si bien, son breves los escritos que nos relatan los acontecimientos librados en el reino Prometido, "Las Crónicas Celestiales" se limitan a narrar únicamente los combates librados por los Arcángeles el más importante es el de Miguel, en su combate contra el propio Lucero, derrotando al rebelde y desterrándole del Reino Prometido. Los otros dos duelos que relatan las escrituras son el de Gabriel, contra Yekun, el primer ángel que siguió a Lucero y por último el de Rafael, quien enfrentó a Gadrel y a Kasyade en el Salón de la Dama Eterna.

Sin embargo, también se cuenta con un breve escrito, que fue redactado por Molornét dentro del libro del Creador quien, se convertirá en uno de los primeros guerreros canonizados de la religión Leal expresa:

"En plena calle nos reunimos los habitantes del mundo Salomón, observamos el cielo arder con tanta intensidad que cegó a los hombres y mujeres momentáneamente, parecía como si el verdadero infierno descendiera del cielo y no ascendiera de la tierra como se creía.

La confusión reino sobre nuestros corazones, entonces vimos del hogar de nuestros salvadores caer cual diluvio una lluvia de sangre, levantando una marea que arrastro casas, personas y animales; marchito las cosechas, enveneno las aguas y océanos tiñéndolos del mismo color como lo hizo con las hojas de todos los árboles." Del Libro del Creador Capítulo V: La Traición del Alba y el Ascenso de la Sombra

Algunos datos pueden ser víctimas de un sinfín de alteraciones de acuerdo a la conveniencia, pocos son aquellos que sobrevivieron al horror y la jerarquía celestial no estaba dispuesta a narrar los acontecimientos lejos de los vividos por los humanos que llegaron como refuerzo motivados por Melecan, el líder de los Templarios utilizando los portales de energía verde para arribar ante la imponente "Puerta de luz" seguido de un ejército compuesto por las cuatro familias madre;

Los Ojos Del Creador: La Familia Manchester, Los Guerreros del Cielo: Templarios, El Pueblo de Dios: Los Escarlata y los Arquitectos de la Humanidad: Los Gremory que sin miedo enfrentaron a las antiguas figuras a las que admiraban, a los despreciables mito-humanos, a los bélicos Keltoi y herejes Vikaris que, habían decidió guiarse por meras promesas vacías de poder.

Por primera vez la humanidad, aquella raza creada a raíz del "Pan de la Vida" que fue mal juzgada y subestimada por los propios arcángeles, había puesto cese a sus guerras expansionistas en una búsqueda de salvar a su propio Padre y hermanos mayores. Endebles, codiciosos, belicosos y caóticos, los humanos fueron poseídos por una insaciable sed de sangre combatiendo lado a lado de los leales haciendo retroceder a las fuerzas herejes.

Centenares de hombres caían, pero, parecía que eso no mermaba su determinación ni mucho menos hizo decaer su fe, pese a estar frente a un escenario verdaderamente dantesco si tomamos en consideración la salvaje forma de luchar de los herejes, entonces, esas calles como algunos las describen "hechas de oro puro" era un camino pavimentado por cadáveres y con sangre suficiente para ahogar a un hombre.

La batalla tras la llegada de los hombres se extendió durante seis días sin descanso, la ciudad estaba devastada, los edificios y bosques fueron incendiados hasta sus cenizas, los lagos de agua cristalina fueron contaminados o infestados de las turbas de hombres cocodrilo que habían hecho de los canales su centro de reacoplo, aunque se piensa que solo se encontraban substrayendo todos los tesoros y botines disponibles antes de continuar la masacre.

En el séptimo día cuando las fuerzas de ambos bandos estaban lo suficientemente cansadas y diezmadas, Blakael en compañía de Lucero, se propusieron a poner fin a lo que habían comenzado, si el Creador moría entonces, la victoria de ambos renegados seria incuestionable y La Noche, a través del mundo imaginario los haría los seres más fuertes de todo lo pensado, reconociéndoles su dominio sobre los Ángeles y Arcángeles que decidieran seguirles así como su gobierno sobre todas las criaturas que el Gran Dios, había Creado.

El ultimo empuje fue el decisivo, los leales cuya fuerza la componían en su mayoría humanos, cargaron contra las líneas herejes abriendo paso a su padre quien era consciente de que su destino estaba escrito y ni el propio Creador de todo lo visible podía ser capaz de cambiarlo.

La batalla filial entre los dos Dioses y el Ángel, es sin duda uno de los enfrentamientos más épicos jamás publicados dentro del Libro del Creador, sus versiones son tan extensas y desiguales, pero, no por ello menos épicas pues se encuentra un verdadero combate no solo físico sino emocional que enfrentaba el reconocimiento de un hijo celoso del trono del Creador (Blakael) de uno que anhela estar a su altura (Lucero) y el de un padre que pagaba por los pecados pasados.

Pero, al mismo tiempo que este combate se libraba, "Las Crónicas Celestiales" narran primeramente el duelo entre Rafael y dos Ángeles Caídos seguidores de Lucero:

EL IMPERIO DEL HOMBRE (2.0)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora