—¿De dónde sacaste tal... estupidez? —inquirí algo molesto, frunciendo mi ceño en descontento—. De los tabloides, me imagino. Siempre están llenos de mierda.

—¿Vas a decirme que es una completa mentira? —elevó una de sus perfiladas cejas y le dio un sorbo a su trago, mirándome detenidamente—. Admítelo, Harry. Ya no eres el mismo desde que esa enfermerita entró a tu vida.

—No puedo creer que me estás diciendo estas cosas —negué con la cabeza, completamente incrédulo a sus palabras—. Amo profundamente a Lena, ella logra entenderme en todos los sentidos como yo a ella y me hace una mejor persona. Quizás tengas razón de que no sea el mismo desde que la conocí, pero es porque cambió mi forma de ver el mundo desde un punto de vista distinto a lo que acostumbro a vivir día a día con toda esta fama.

—Ese es el problema —contraatacó—. Puede que no lo estás viendo ahora, pero es obvio que ella va a hundirte.

Solté un bufido exasperado y dejé el vaso sobre el mesón para levantarme del taburete y marcharme de una buena vez, sin tener los ánimos de seguir discutiendo. Sin embargo, Britney fue más rápida y tomó mi camisa entre sus manos, tirándome hacia a ella con la intención de besarme en los labios, pero pude reaccionar a tiempo y corrí el rostro, sus labios aterrizando en la comisura de mi boca.

—¿Qué carajos, Britney? —me alejé abruptamente al mismo tiempo que le echaba un vistazo a mi alrededor—. ¿A punta de qué hiciste eso?

—Estoy salvando tu carrera —ella sonrió victoriosa, mirando por sobre mi hombro y volviendo a su posición de antes—. Algún día me lo agradecerás.

Giré mi rostro hacia donde estaban sus ojos, pero no vi a nadie. El pensamiento de que alguien pudo tomarnos una foto me alertó, sin embargo, sabía que la seguridad de este local era bastante buena ya que los guardias no dejaron pasar a ningún paparazzi en toda la noche. Aunque claro, aun había otras personas en el lugar que podrían ser responsables de algún registro de esta noche.

Negué con la cabeza en pura decepción por el comportamiento de Britney, y sin decir nada más salí del local, siendo víctima inmediata de los flashes y algunos gritos que me esperaban al otro lado de la calle. Me pedí un taxi y una vez que llegó, me subí y me dirigí de vuelta al hotel, debatiéndome si llamar a Lena o no para contarle lo sucedido.

En fin, seguía un poco ebrio por todo el whisky que había bebido anteriormente, por lo que decidí llamarla mañana en el viaje de dos horas a Washington.

***

Washington, veintinueve de junio, 2020

—¡Pues arréglalo, maldita sea! —Jeff bramó al teléfono mientras que yo no podía creer lo que veían mis ojos, la revista abierta de par en par sobre la mesa.

Me había confiado que lo que pasó en Filadelfia no había sido la gran cosa, hasta pensé que fue todo un sueño ya que al día siguiente no lograba recordar con detalle lo que había sucedido con Britney, por lo que tampoco le había comentado algo a Lena una vez que hablamos al día siguiente.

Pero las fotografías en la revista mostraban todo lo contrario. La noticia reciente de que supuestamente le había sido infiel a Lena salieron esta mañana, mis redes sociales volviéndose locas ante tanto comentarios de mis fanáticas, algunas defendiéndome y otras decepcionadas.

Como siempre, las fotos no decían nada. Había una en donde Britney me sostenía la muñeca y otra en donde nuestros rostros estaban cerca, pero no evidenciaban ningún beso. La ansiedad comenzó a surgir en mi y las incontables preguntas sin respuestas hacían que mis manos empezaran a sudar y que a mis pulmones les faltara el aire. Era la primera vez que vivía este tipo de rumor, y no sabía como enfrentarlo.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora