Lonely Hearts | L.H

3

—No te preocupes, todos tomen asiento que hay asunto que resolver en este momento.

[...]

—Y con eso finalizamos, espero que todo haya quedado entendido y que las cosas se comiencen a trabajar de esa forma. Gracias por su asistencia y puntualidad.

Todos le dieron una sonrisa simpática a el director, y se levantaron de las silla para irse de una buena vez, Aime se acercó a mi y me tomo del brazo.

—¿Ya desayunaste?

—No, pero tengo planes para ir a comer con alguien, ¿no te molesta verdad?

—Para nada nena, quedé con Jackson hace menos de una hora para ir a comer, espero te diviertas en tu desayuno con esa persona misteriosa.

—Después te contaré —sonrió—, pásatela bien con Jackson.

Me despedí de Aime con un beso en la mejilla, volví a tomar el ascensor para ir a la última planta e ir por mi auto, está vez ya iban algunas personas adentro, busque mi celular y vi que me tenía un mensaje nuevo de un número desconocido y supuse que era de Luke y así fue, era la dirección del lugar, no estaba muy lejos de aquí por lo que llegaría rápido.

Salí del elevador y me dirigí a mi auto y cuando abrí la puerta del piloto mi celular comenzó a vibrar de una manera sorprendente, tome el móvil y note que todas las notificaciones que estaban llegando eran de Instagram entre a la aplicación para ver de qué se trataba y lo primero con lo que me tope eran con un post de él, me habían etiquetado numerosamente en su publicación.

Era una foto de él con ella, estaban Moneys tal y como Aime lo había mencionado y la descripción de ella era:

El pasado fue bueno pero el presente es fascinante.

Contuve un poco la reparación y conté hasta diez y después de eso expulse todo el aire, entre a el auto y arrojé mis cosas a el asiento del copiloto y cerré la puerta con fuerza, pegué mi frente en el volante y maldije milea de veces. Traté de relajarme lo más que pude y a el hacerlo puse el auto en marcha, no iba a permitir que algo como eso afectará el inicio de mi día, tenía una cita con un chico realmente lindo que conocí ayer y no voy a dejar que el arruine eso.

Cinco minutos después me encontraba en la entrada del restaurante, me aseguré de que no hubiera nadie cerca que pareciera sospechoso, no quería más líos amorosos. Al entrar le envié un mensaje a Luke y después el apareció frente a mi.

—Hola tú —dije sonriente.

—Hola Bella, pensé que no vendrías.

—No podría rechazar una invitación como está.

Me tomo de la mano y me guío hasta el segundo piso, la mesa que estaba ocupando daba una buena vista a la cuidad de los Ángeles. Nos sentamos y nos quedamos viendo por cinco largos segundos sin decir nada y eso hizo que el ambiente se pusiera un poco incómodo y rieramos un poco.

—¿Por qué esto se siente tan incómodo? —pregunté.

—No tengo la menor idea...

Mis ojos se concentraron en su mirada azul tan profunda como el océano o el cielo infinito, su rostro estaba relajado y también me veía con bastante intensidad y curiosidad.

—Tus ojos son hermosos...anoche no pude notar ese color tan bello que tienen la poca luz no ayudó y tampoco el alcohol.

—Sí, yo también creo lo mismo.

Mis ojos tenían dos colores, es algo hereditario y de mi familia soy la única que lo tiene aparte de mi padre, mis ojos eran de color verde pero al paso del tiempo el derecho tomo un color diferente, la mitad era verde mientras la otra mitad era de un color miel, esto ha sido uno de mis mayores atractivos para fotógrafos y grandes marcas en busca de un rostro para sus revistas.

—Buenos días, bienvenidos a Beit's les dejaré el menú para que puedan ordenar a su preferencia.

Nos entrego una carta a cada uno y le respondimos con un gracias y después de ello el hombre se fue de la mesa, abrí la cartilla para ver lo que había en el menú, después de buscar algo que se viera lo bastante apetitoso dejé la carta de nuevo en la mesa y pude notar que Luke ya lo había hecho segundos antes que yo. El mesero se acercó nuevamente y ambos dimos nuestras órdenes y el hombre se volvió a ir.

Volviendo a dejarnos a solas, pero está vez ambos teníamos la vista sobre el uno del otro.

Las palabras no eran necesarias en ese momento ya que la situación hablaba por si sola y las palabras no entraban, no ahora. Ambos sonreímos de una manera bastante discreta pero bastante visible para nosotros.

Estoy segura de que sí estuviera en esta situación con otra persona, me hubiera levantado de la silla y me hubiera ido sin decir nada, pero había algo que hacía que me quedará con él.

Pero ese momento se vio interrumpido, los platillos habían llegado y el contacto visual se había roto.