Se pellizcó sin que el castaño se diese cuenta pero, aunque lo esperaba, no despertó de un sueño, uno que sería muy extraño. Eso en realidad estaba pasando.
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Soobin se había colocado correctamente los pantalones mientras HueningKai se recostaba sobre su cama. Tan pronto terminó el peliazul se acercó al contrario, sentándose a su lado mientras sus mejillas permanecían con un rubor intenso.
─Esta es la única vez que seguiré la corriente de tus tonterías ─su pálida mano tanto el borde del pantalón de Huening ─Solo esta vez ¿entendiste?
HueningKai asintió bajito, con la voz temblorosa. No sabía si Soobin estaba enojado pero hasta ahora sólo estaba algo asustado y expectante a lo que iba a suceder.
Choi simplemente no podía creer que estaba escuchando a Kai. Normalmente no tiene problemas para decir que no pero sí se trata de Huening, bueno, ahí está el obstáculo.
Bajó la cremallera después de que retiró el botón, encontrándose con que el castaño ya presumía una erección entre sus piernas. Tragó un poco de saliva cuando sus dedos entraron debajo de la prenda de ropa interior.
─S-soobin, no te detengas aunque diga cualquier cosa... ¿si? ─murmuró cuando la mano de Soobin entró en contacto con su piel.
Comenzó a ir de arriba a abajo con cierta lentitud, pensando en los lugares que le orillaban al orgasmo para aplicarlos en el castaño. Tocaba sus muslos y acariciaba con ímpetu la base del falo, escuchando al contrario jadear.
─Soobin, a-apresurate... ─HueningKai se removió, estaba jadeando por culpa de su respiración cada vez más acelerada, sus ojitos entrecerrados y los temblores insistentes en sus piernas eran algo de lo que el peliazul se burlaría si no estuvieran en ese contexto.
Choi se guardó sus burlas y se colocó de rodillas frente al borde de la cama, escabulléndose para terminar entre las piernas de Huening.
Tomó el miembro del contrario, realmente esa era la primera vez que veía el pene de alguien más tan cerca. Nunca se había cuestionado si se sentía atraído hacia los hombres pero bueno, ahora estaba allí y tenía que cumplir el capricho del castaño o sino éste lloraría y se quejaría hasta el punto de hartarlo con su tonta voz.
Entonces su lengua se acercó a la punta, lamiendo una reducida zona casi como un gatito. Repitió el movimiento unas tres veces más hasta que abrió un poco más sus labios y metió poco menos de la mitad a su boca.
Era algo extraño pero no iba a mentir, los gemidos y jadeos cada vez más sonoros que HueningKai comenzaba a soltar lo motivaban a lamer y succionar con más dedicación.
El castaño se removía sobre la cama sin mucho sentido, lloriqueando cada vez que Soobin iba hasta abajo y toda su extensión era tragada por su cálida boca.
Se sentía mucho mejor de lo que había imaginado, toda su parte baja cosquilleaba, su piel comenzaba a arder y su caliente aliento se agitaba. Sus manos estaban inquietas, empuñando las sábanas unos segundos para después empuñar su ropa y luego buscar tomar el cabello azul de Soobin y empujarlo tal cual él lo hizo minutos antes, pero no tenía el valor para eso así que regresaba sus manitas a sus costados con frustración.
