Capítulo 1

5K 195 24
                                    

Me desperté por un estruendoso ruido provocado por la alarma que cada mañana odio más que la anterior. Siempre me despertaba en el momento menos indicado de mi sueño, cuando iba a conseguir una tortuga que hablara, era mi sueño desde pequeña.

Debía de asearme y vestirme para poder grabar un vídeo nuevo que subir al canal. La noche anterior había estaba despierta hasta bastante tarde sin pensar siquiera en el madrugón que me pegaría hoy. Preparé mis dientes, me puse cualquier ropa de estar por casa y dispuse en orden el micro y todo lo que necesitaría durante la grabación.

—¡Holaaaaaaa a todos mis amores! ¡Bienvenidos a un nuevo vídeo para el canal! Os traigo un gameplay de.......redoble de tambores....¡Minecraft! — coloqué la mano pensativa sobe mi barbilla— pero me supongo que ya lo notasteis ya que estoy en el menú principal— reí nerviosa— Soy muy lista, ya lo sé chicos, bueno sin más demora comencemos el pillamiento wiiii.

Terminé agotada de grabar aquel vídeo y me dispuse a desayunar un par de tostadas y un trozo de chocolate, el cual nunca faltaba en mi desayuna ya que era parte de mi día a día. Abrí los armarios de mi cocina y no había ni rastro del chocolate, así que decidí que no podía comenzar mi día sin mi pieza de chocolate. Alisté un poco mi pelo, cogí las llaves y salí en busca del supermercado. Me fijé que era tremendamente temprano, y que no había estado tanto tiempo como pensaba grabando, aún no había demasiada gente en la calle, se veía como los pájaros volaban y comían pan que un señor mayor les estaba echando sobre la acera. Fui a girar una esquina, justo la que daba al supermercado y no me percaté de la presencia de la persona con la cual me tropecé y caí encima de ella. Mis mechas azules le cubrieron la cara al chico el cual había arrollado por completo. Me levanté tan rápido como pude y le tendí la mano para ayudarlo. Aquel chico no se veía muy molesto por aquel incidente, le pedí perdón con toda la vergüenza del mundo.

—Lo siento tenía prisa y no miré por donde iba—pedí disculpas, lo miré a los ojos y me di cuenta de que ese chico era el mismo al que veía prácticamente todos los días en vídeos de YouTube.

—Hola—dijo él moviendo su mano de un lado a otro.

—¡Hola! —le respondí enérgicamente.

—¿te gustaría que te acompañara? —preguntó él.

—Sí, está bien sin problema ninguno.

—¿cuál es tu nombre?

—Amira, me llamo Amira. Encantada.

—¿Nos conocemos? Me suena tu voz muchísimo.

—No, es la primera vez que te veo, o al menos en persona.

—¿Batracia?

—¡Exacto!

—Oye y que te parecería que me dieras tu teléfono y nos vemos en otro momento.

—Claro, toma—le apunté mi número de teléfono—Bueno entraré a coger el chocolate, no tardo nada si quieres puedes esperar fuera.


—¡No! —gritó él— Es que quiero comprar chuches, de todo en realidad.

—Vale, invito yo, he provocado que besaras el suelo así que te lo debo en forma de disculpa.

—No puedo dejar que me pagues semejante capricho por un accidente, soy un caballero, no podría hacer eso, además de socorrista, caballero—nos dirigimos a la caja con todas las cosas y Guillermo se detuvo a leer un cartel por lo que aproveché y pagué ambas cosas.

—He sido más rápida que el socorrista eh.

—Joe, llevas razón, fuiste más rápida. Aunque al menos déjame invitarte a comer.

—Mmmm, creo que mejor otro día—me puse nerviosa al hablar— Además olvidé darle de comer a mi tortuga—dije rápidamente para salir corriendo de allí al instante y dirigirme a mi casa.

No sabía que podía hacer en ese tipo de situaciones, aquel chico me atraía de una manera impresionante, asustaba lo mucho que me gustaba estar con él y lo cómoda que me había sentido para el tan poco tiempo que había estaba junto a él. Comencé a replantearme si había hecho bien al rechazar aquella oferta de comer, ya que no sabía que preparar.

Dieron las siete de la tarde y no estaba precisamente entretenida, mi móvil sonó en el momento crucial ya que no tenía absolutamente nada que hacer. Lo cogí de la mesa y lo desbloqueé. Un número que no conocía.


Guille: Hola Amira, soy Guille.

Amira: Hola Guille.

Guille: ¿qué tal vas con el chocolate?

Amira: Aunque parezca mentira aún no lo he probado.

Guille: Bueno, debería de irme a grabar, adiós.

Amira: Si, está bien. Yo también tengo que grabar algo para mi canal. —mierda, no pensé en que él no sabía que yo tenía un canal.

Guille: ¿Eres de nuestra gran familia de YouTube?

Amira: Ehhhh, sí, pero no me preguntes mi nombre de YouTube, adiós—bloqueé el teléfono y lo dejé descansar en la mesa. De pronto empezó a sonar una llamada desde un número privado. Descolgué.

¿?: ¿Señorita Amira?

Amira: Sí, la misma.

¿?: Buenas, llamo para comunicarle que ha sido invitada a un evento en Madrid que se celebrará la próxima semana, estarán invitados varios Youtubers, usted entre ellos.

Amira: Saben ustedes que mis seguidores no saben como soy, ¿cómo voy a ir a ese evento?

¿?: De eso queríamos hablarle, hemos pensado en algo para que pueda por fin revelar su identidad, deberás citarte con el presentador del evento en dos días, te llegará una carta a tu residencia, hablamos, hasta luego señorita.

Amira: Hasta luego.

Colgué en Twitter que pronto revelaría mi identidad al mundo y que sería en ese evento tan importante de la semana que viene.


Él y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora