-Bueno hija sino te apresuras no llegaras a tu trabajo temprano- dice mi madre apurandome, miro la hora en mi reloj digital y abro los ojos de par en par.

Me levanto de la mesa rápidamente y me despido de ambos con un beso en la mejilla, abro la puerta de mi Mercedes-Benz negro que pagué con mi propio dinero. Amo ser independiente y espero no tener que renunciar a mi independiencia cuando me case, si es que me llego a casar. Cierro la puerta, me coloco el cinturón de seguridad, enciendo el carro, quito el freno de mano, le pongo D con la palanca, coloco el acelerador y me voy a mi trabajo.

Podré no ser la CEO de mi propia empresa, pero tengo un buen puesto como gerente de ventas y llevo trabajando tres años en esta. Llego al parqueo de la empresa, apago el carro y salgo de este. Llevo mi bolsa en mi hombro, subo por el elevador hasta llegar al piso de mi oficina. Salgo del elevador, saludo a la secretaria y entro de una en mi oficina.

Tengo que crear un nuevo diseño inovador para la página de Instagram que tenemos ya que el que usamos se ha vuelto muy simple a comparación del resto de empresas en Instagram. Suspiro, dejo mi bolsa en el piso oculta detrás de mi escritorio blanco, me quito mis tacones y empiezo a planear el diseño.

Unas horas después he terminado el diseño, las letras y los colores. También he actualizado las historias, los posts y he editado los que ya habíamos publicado gracias a que la cuenta es para empresas y no para una cuenta normal.

Ya es hora de almorzar y decido ir con mi amiga Maddie a la cafetería del frente como siempre. La encuentro en su oficina unas puertas de distancia de la mía y entro sin tocar la puerta.

-Maddie, vamos a comer- le digo como hecho y no como pregunta.

Ella asiente guardando sus cosas en una carpeta, se levanta de su escritorio y me sigue a los elevadores. Se cierran las puertas y llegamos al primer piso del edificio, salimos de este y vamos a la cafetería. Entramos y tomamos lugar en la mesa de siempre, nos toman la orden.

-Quiero una pizza margarita con una limonada de hierba buena y un helado napolitano para después de que termine con mi pizza- le digo al mesero, entregandole el menú cuando termino de pedir.

-Y yo quiero quince porciones de sushi Oshi con te frío de limón por favor-dice la castaña frente a mí. El mesero toma su orden, el menú que la chica le ofrece y se retira.

Madeline Sage y yo nos conocimos hace tres años en el trabajo, estabamos peleando por la misma posición y yo gané el puesto. A ella le dieron un empleo muy bueno gracias a que impresionó al jefe con su currículum y nos hicimos amigas de esa manera.

-¿Cómo te fue hoy?- le pregunto a mi amiga, ella sonríe.

-Bien, terminé las cosas que tenía que hacer. Creo que me iré temprano ya que no tengo nada que hacer y pues eso. ¿Qué hay de tí?- pregunta mi amiga, sonrío.

-Igual que tú termine mi trabajo y pues tendre que quedarme a una reunión y de ahí podre irme- le digo, ella escucha detenidamente.

El mesero llega con las bebidas y la comida que le pedimos. Empezamos a comer como si no hubiera un mañana.

Terminamos y saco de mi billetera mi tarjeta de crédito, la cuál le entrego al mesero pagando por ambos almuerzos. Maddie me agradece y le digo que no es nada. Regresamos a la empresa.

***

Después de un largo día en el trabajo me dirijo a la casa de mis padres para poder dormir un poco. Llego a la entrada y abro la puerta.

Mis padres estaban sentados en la sala de estár, serios. Me acerco a ellos para ver porque están así.

-Hola- saludo, mi madre me mira y puedo ver en sus ojos un miedo profundo.

-Hija.....- empieza mi madre

-Tu padre las ha encontrado y quiere que vayas con él. Contrataremos un guardaespaldas para que no te pase nada y si sigue esto tendrás que irte al rancho de mi familia- dice Ryan sin rodeos, es un hombre que va directo al grano.

Me quedo en shock unos segundos, no he visto a mi padre desde la vez que intentó matar a mi mamá y tuvimos que irnos. Él era un alcohólico golpeador que no nos quería. Golpeaba a mi madre constantemente e intentaba golpearme a mí, mi madre nunca lo dejó hacerme daño. Esa noche que el intentó matarla fue cuando ella mencionó lo del divorcio, él se pusó histérico y tiro una botella de vidrio al piso. Luego empezo a ahorcarla para que se asfixiara y muriera. Yo le gritaba para que parara, no me hacía caso hasta que me subí a su espalda y empecé a morderlo en el hombro. Soltó a mi madre y me tiró al piso, yo lloraba y mi madre le pegó con un jarrón dejándolo inconsciente. Mi madre agarró mi mano y nos fuimos al aeropuerto, a los Estados Unidos muy lejos de Italia y nunca más volví a saber de el hasta hoy.

-¿Mi padre?- digo en un susurro, ese señor es un monstruo y no merece que lo llame así.

Mi madre asiente, entregandome una carta la cuál decía La venganza esta cerca de cumplirse - Arturo.

Mi guardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora