TaeHyun era una persona que pensaba muy bien las cosas antes de decidirse por hacer algo. Si le estaba pidiendo el divorcio, no era por una decisión apresurada, sino porque tuvo que pasar semanas pensando en si era lo correcto o no.

— Y si realmente te ama — agregó JeongIn, tomando en brazos a YuNa —, entonces que se de cuenta solo y te pida de rodillas perdón. ¡Te ha humillado! ¿Dónde demonios está tu orgullo, BeomGyu?

BeomGyu levantó la vista luego de firmar la receta médica de YuNa.

— Innie — le habló con suavidad esta vez —, ¿sabes que el orgullo no lo es todo en esta vida? Si nos dejáramos guiar solo por el orgullo, entonces la vida sería una miseria — sonrío con tristeza. — La vida no se trata de quién es el más orgulloso, sino de ser capaz de perdonar y dar segundas oportunidades.

La expresión dura de su mejor amigo se suavizó un poco para darle paso a la pena.

— No quiero verte llorar más... — murmuró JeongIn. — No te lo mereces, Gyu, no una persona como tú — tomó aire, agregándole el gorrito a la niña antes de abrir la puerta. — Sigo sin apoyarte en esto, pero eres mi mejor amigo, así que, si las cosas no resultan... Bueno, siempre estaré allí para que llores en mi hombro.

BeomGyu sonrió ahora con más alegría.

— Nos vemos el fin de semana — le dio un pequeño beso en la mejilla a YuNa. — Tú mejorate y hazle caso a tu tío Innie, ¿bien?

— Sí, tío Beom — dijo YuNa sonriéndole.

Cerró la puerta, suspirando, para luego decirle a su secretaria que hiciera pasar al siguiente paciente.

Lee HeeSeung y su pequeño hijo de tres años, Lee YongBok, le sonrieron de vuelta.

BeomGyu saludó familiarmente a HeeSeung, a quien conocía desde que el pequeño YongBok había nacido, siendo algo así como su médico personal cada vez que el niño tenía alguna complicación. Además de ser un consejero para HeeSeung, ya que la madre de YongBok murió cuando el bebé tenía solo un año y desde entonces HeeSeung lo crió sin ayuda alguna.

Además...

Bueno, BeomGyu no era tonto. Los últimos meses había notado cierto coqueteo y miradas doble intencionadas por parte de HeeSeung, pero siempre las había ignorado debido a lo preocupado que estaba por su matrimonio con TaeHyun.

Además, HeeSeung sabía que era hombre casado, ¿no era bastante obvio con el anillo en su dedo anular y las fotografías que tenía en el escritorio?

La que más destacaba era, por supuesto, la de su día de matrimonio: donde ambos tenían trajes blancos y lucían felices ante el juez luego de dar el sí.

Pero a pesar de que él amara a TaeHyun, aquello no le prohibía a BeomGyu mirar, y era bastante obvio que mirara a un hombre como Lee HeeSeung, con un rostro tan atractivo, sensual y, por sobre todo, dulce como el que él tenía.

— Luces un poco cansado — le dijo HeeSeung con expresión preocupada.

Hizo un gesto vago, queriendo quitarle importancia.

— No es nada — apuntó a YoungBok, que tenía el rostro colorado y sorbía su nariz. — ¿Cómo se siente mi paciente favorito?

— Mal — masculló YongBok con los ojos llorosos.

HeeSeung sentó al niño en la camilla, ansioso.

— Estuvo todo el día de ayer tosiendo y apenas durmió algo en la noche por ello, además de que tiene fiebre y dice que le duele la garganta — explicó.

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